Crítica de SensaCine.com para Giro al infierno: Arizona infernal

Pese a su voluntad rupturista dentro de una trayectoria cuyo éxito precedente, Nixon -en la línea de JFK (Caso abierto)-, tenía un fuerte componente biográfico y político (en clave libre), la vuelta de tuerca que Oliver Stone pretendió con Giro al infierno no acabó de salirle tan redonda como esperaba. La cinta tiene unos cuantos puntos de interés, pero es extremadamente ambiciosa y acaba resultando muy irregular el cruce que propone entre thriller y western desquiciado, las dosis de erotismo algo forzado combinadas con un no muy logrado humor negro.

La película arranca con un tipo cuyo auto se avería en el desierto de Arizona y llega a una localidad donde progresivamente todo empieza a saltar por los aires y donde sus conciudadanos reúnen suficientes rarezas como para convertir la existencia del recién llegado en un callejón sin salida. Casi todos los actores están bastante sobreinterpretados, aunque es este el tono general del filme. Al principio las expectativas son altas, pero van diluyéndose entre tanto exceso y redundancia.

A favor: Algún golpe humorístico aislado y que, pese a todo, su atmósfera logra asfixiar.

En contra: La sobrecarga general que produce.