Crítica de SensaCine.com para Última llamada: La cabina

Dentro de la errática filmografía de Joel Schumacher, 'Última llamada' destaca por mantenerse circunscrita al limitado escenario de una cabina telefónica en Nueva York, cuando el director de 'Batman Forever' habitualmente destaca por su afición a los éxtasis de escenografías grandiosas y barrocas, así como excesivas set-pieces de acción. Sin embargo, eso no le impide entregarse a una orgía de pantallas partidas con las que representa las distintas conversaciones que el relaciones públicas farragosamente interpretado por Colin Farrell se me obligado a realizar mientras un francotirador anónimo le impide salir de la cabina bajo amenaza de muerte.

La idea principal de un hombre obligado a permanecer dentro de una cabina durante toda la película fue una de las primeras del famoso guionista de terror Larry Cohen ('Estoy vivo'). Se la presentó al mismísimo Alfred Hitchcock en los años 60 pero fue desestimada por no tener una excusa fuerte; con el cambio de siglo, y justo en la frontera de la desaparición de las cabinas para dejar paso a la eclosión de los teléfonos móviles, Cohen recuperó la idea, le añadió la figura del francotirador y el filme salió adelante. Su pequeño tamaño y limitación argumental le confieren cierto atractivo, pero el resultado final no consigue mantener la promesa de tensión más allá de la premisa.

A favor: La narración en estricto tiempo real de todos los acontecimientos.

En contra: Si por desgracia ve la versión doblada de la película se perderá cualquier atisbo de sorprensa en la revelación de la identidad del francotirador.