Verano de 1990. La Unión Soviética está al borde del colapso y los Estados bálticos luchan por recuperar su independencia. La opinión pública estonia se opone a la participación del equipo nacional de baloncesto, el Kalev, en el campeonato de la URSS. Como atletas profesionales, el equipo tomó una decisión impopular y, contra todo pronóstico, el Kalev llega a la final.