Opiniones sobre Sin respiro

Con ilusión y mirada de niño me dispuse a ver SIN RESPIRO, una trepidante película en la que el teniente Blin (Franck Gastambide), un policía corrupto a su nivel local, se ve envuelto en otra trama de corrupción mayor y, lógicamente, más cruel. Un momento importante es cuando atropella a una persona y oculta el cadáver. En efecto, se trata del delito de omisión de socorro si la persona queda viva o el de homicidio imprudente. Hay gente en la cárcel por haber abandonado al herido o muerto. Esta opción es la que escoge el teniente Blin. A partir de aquí todo se lía exponencialmente. El argumento, aunque complejo, se sigue bien y el guionista encuentra salidas imposibles para los pozos en los que el protagonista se mete el solito. La trama y el ritmo van en la línea de "La bala perdida", otra buena película policíaca francesa. Uno sufre por el teniente Blin, que no personifica la bondad pero que, como en "El padrino", al menos cuida (cierto que no con su presencia) de su familia. En cuanto al ritmo la cinta hace honor a su título. Con el contrapunto del carácter templado de Blin, que le pone a uno aún más cardíaco.

Un perro aparece en varias ocasiones. No tiene el papel tan importante como en la película "17" pero sí es un guiño a los orígenes de Franck Gastambide como adiestrador de perros (peligrosos) y que fue la razón de su acercamiento al cine. Ahora como actor, director, guionista y productor todo lo que hace se convierte en un éxito de taquilla. En casa, por hacernos pasar un buen rato, la valoramos 8/10.