Crítica de SensaCine.com para Jaque al asesino: Movimientos marcados

En el momento de mayor apogeo de su fama, Christopher Lambert protagonizó este thriller de suspense dando la impresión de que toda la trama criminal edificada en torno a los asesinatos sistemáticos de un psicópata sólo es una excusa de fondo para dotar de cierto interés morboso a un vehículo para el lucimiento del actor, que interpreta a un traumatizado campeón mundial de ajedrez en el centro de todas las sospechas relativas a la autoría de los crímenes. El guión pertenece al nefasto Brad Mirman, que posteriormente firmaría algún otro libreto más en la decadente carrera de Lambert, y se sirve de todos los tópicos y clichés posibles del género de investigación criminal.

Además del hombre inocente atrapado en medio de todo el problema (Lambert) encontramos a una pareja de detectives incisivos (Tom Skerritt y Daniel Baldwin), una atractiva psicóloga con la que el protagonista se involucra emocionalmente (Diane Lane, la única luz en una tormenta de mediocridad), asesino con distorsionador de voz y modus operandi reconocible, secuencias de análisis de pistas y llegada a conclusiones peregrinas reforzadas por excusas de guión (el asesino utiliza un patrón de movimientos de ajedrez en sus crímenes) e incluso escenas de acción de fogueo. La realización de Carl Schenkel, que tiene algunos apuntes interesantes de marienismo, no logra por sí sola levantar un relato tan pedestre.

A favor: Diane Lane.

En contra: El esqueleto de thriller psicológico ramplón.