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    Huevos de oro
    Críticas
    2,5
    Regular
    Huevos de oro

    Un par

    por Nestor Hidalgo

    Con sus películas de inicios de los 90 —la llamada trilogía ibérica, compuesta por 'Jamón, jamón' (1992), 'Huevos de oro' (1993) y 'La teta y la luna' (1994)— Bigas Luna demostró que su particular entendimiento de la forma cinematográfica resultaba ideal para retratar ciertos perfiles del espíritu español con mucha raigambre durante los años de la expansión económica. Benito González, el protagonsita de 'Huevos de oro' interpretado a la perfección por Javier Bardem, es el perfecto arquetipo de 'empresario español hecho a sí mismo' que germinó durante dichos años a la sombra del pelotazo inmobiliario y la corrupción política.

    La obsesión simbolista del cineasta barcelonés, proclive a la explicitud erótica y las referencias fálicas constantes, queda del todo justificada mientras traza un claro paralelismo entre la ambición de poder del personaje de Bardem (quiere construir y ser el dueño del edificio más alto de Benidorm) y su virilidad, que instrumentaliza a diversas partenaires (entre ellas, dos exultantes Maribel Verdú y Maria de Medeiros) para lograr sus fines. Pese al tono grueso, nula sutilidad y diálogos que flirtean con el ridículo que Bigas Luna utiliza para narrar el ascenso y caída de su criatura, el valor de la película como desmitificación del macho ibérico y registro preciso de dicha sensibilidad (Julio Iglesias, los rolex de oro...) es tan innegable como la adecuación de sus intérpretes.

    A favor: Aunque la fama de Javier Bardem creciera años después, esta sigue siendo su mejor interpretación.

    En contra: El habitual simbolismo perdido del director se ceba en imágenes oníricas dalinianas pobres, horteras e hipersubrayadas.

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