Crítica de SensaCine.com para El triunfo del espiritu: Contradicciones de la supervivencia extrema

En vez de "la voluntad" que encabezara el título de aquel filme que Leni Riefenstahl dirigiera para mayor gloria del Partido Nacionalsocialista registrando en clave documental el congreso del año 1934, El triunfo del espíritu es una ficción "individualizadora", un biopic que recoge el caso real de Salamo Arouch, un boxeador griego y judío, medalla olímpica, que es apresado por los nazis y confinado en Auschwitz. Allí, y tras una fortuita pelea con un guardia, sus captores observan su potencial como "entretenimiento" y lo utilizarán como una especie de gallo de pelea durante las noches. El físico como objeto de admiración y divertimento, y como moneda de cambio. En su lugar, le prometen mantener a su padre (Robert Loggia), también preso, con vida y le compensan con algún que otro pequeño privilegio puntual.

Tras las cámaras, el veterano realizador neoyorkino Robert M. Young, que se ha movido con cierta repercusión en el ámbito del documental y cuyo filme más premiado, Alambrista!, partía también del compromiso con el retrato de situaciones reales de injusticia y flagrante deshumanización. En El triunfo del espíritu Young contó con Willem Dafoe para el papel protagonista. En algunos segmentos percibimos al actor de Wisconsin algo contenido. Aunque la película se limita a exponer su drama con contundencia y sin demasiados miramientos, no va mucho más allá de un convencional filme pugilístico, que ronda el aburrimiento en varios tramos y que suscita varias preguntas acerca de algunas contradicciones implícitas. Fue la primera película rodada íntegramente en Auschwitz, pero empleaba dicha localización como si se tratara de un simple decorado común.

A favor: El trabajo de Dafoe y el mantenerse uno consciente del lugar "real" donde está aconteciendo la acción.

En contra: Su arbitrariedad, superficialidad, contradicciones... Su tímido alcance.