Viernes noche

Después de haber recogido sus diferentes objetos personales con la idea de emprender una nueva aventura compartiendo piso con su amado, Laure no termina de percatarse del todo del gran riesgo que está asumiendo al tomar esa complicada decisión y de la tensión que siente al llevar a cabo dicha acción. Con el objetivo de evadirse de sus pensamientos durante un tiempo y pasar un rato agradable prepara una salida con unos amigos, pero lo único que consigue con ello es verse envuelta en un controvertido atasco debido a la congestión que sufre el tráfico de la ciudad en ese momento con motivo del paro convocado por los servicios de transporte público.

Según va avanzando la historia, comienza a desarrollar una tranquilidad y una naturalidad fuera de lo común atendiendo a la complicada tesitura en la que se encuentra. Poco a poco la multitud de vehículos empieza a circular con normalidad de nuevo por la carretera, por lo que la protagonista puede atisbar a lo lejos a un grupo de individuos que trata de hacerse un hueco en medio del alboroto que se ha organizado.

Aunque será un señor en concreto en quien se fije Laure, debido a la sensación de calma y seguridad que le transmite desde su automóvil a pesar del lío que se ha preparado en las calles con el transcurso del tiempo. Se trata de Jean, un caballero que luce una elegante americana de cuero y que cautiva a la joven con sólo una mirada. Ella le invita a entrar en su coche para amenizar la espera de ambos, una elección que supondrá un auténtico aliciente en la trama del filme y que modificará por completo los planes que la chica había dispuesto en un primer momento.