Crítica de SensaCine.com para Calle sin retorno: Sin habla

Samuel Fuller, uno de los directores clave del cine americano, pionero a la hora de plasmar la violencia en la pantalla, tanto la física como la psicológica, y un ejemplo de independencia fuera y dentro de los platós, se despidió del cine con esta atípica historia de venganza que adaptaba una novela policíaca de los años cincuenta escrita por un maestro del género, David Goodis.

Casi de aire fantastique, la película parece estar ambientada en un lugar y tiempo sin determinar y posee una dirección de fotografía excelente con unos colores casi de fantasía que acentúan aún más la sensación de irrealidad, es de justicia reconocer que Calle sin retorno no está entre los mejores trabajos del director de Una luz en el hampa, pero si es un digno punto y final a una carrera caracterizada por un cine donde todo era emoción, dinamismo y riesgo. De esto último tiene mucho este filme protagonizado por Keith Carradine, una especie de remedo en clave de cine negro del extraordinario spaghetti western de Sergio Corbucci El gran silencio.

A favor: su atrevimiento

En contra: su banda sonora compuesta por Karl-Heinz Schäfer ha envejecido fatal