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    Flirteando con el desastre
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Flirteando con el desastre

    El discreto encanto del caos

    por Nestor Hidalgo

    El segundo largometraje escrito y dirigido por David O. Russell ya contiene toda la esencia del talento que, años más tarde, le llevará (a él y a la matoría de sus intérpretes) a ser presencia habitual en las nominaciones de los Oscar: tramas cómico-dramáticas de disfuncionalidad familiar a medio camino entre la identificación y la hipérbole neurótica, una dirección de actores impecable (y, en varias ocasiones, forzada al límite con evidentes fricciones en el plató) y largas secuencias de diálogo e interacción crispada como principal unidad gramatical. Su presencia en 'Flirteando con el desastre' es más primitiva, menos pulida y, por eso mismo, resulta más pasional y fuerte.

    Ben Stiller es el protagonista como el hijo adoptivo de un matrimonio judío decidido a encontrar a sus padres biológicos antes de seguir adelante con su vida, en la que está su mujer Patricia Arquette y el bebé que acaban de tener. Durante las pesquisas serán ayudados por Téa Leoni como una empleada de la agencia de adopción dispuesta a documentar todo el proceso. El desarrollo quizás sea lo más cercano que ha estado O. Russell al canon de la comedia de enredo, salpicando la trama de equívocos, complicaciones y fatalidades casuales que la convierten en una de las películas más divertidas de los 90.

    A favor: El estratosférico nivel de todas las interpretaciones, especialmente el tempo cómico de Téa Leoni o la naturalidad telúrica de Patricia Arquette.

    En contra: Que haya quedado sepultada por la fama de las posteriores (y peores) películas del director.

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