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    Crímenes imaginarios
    Críticas
    1,0
    Muy mala
    Crímenes imaginarios

    Sobremesas rotas

    por Diana Albizu

    El segundo largometraje de Anthony Drazan anticipa la importancia que éste realizador dará a la interpretación de sus actores con este demasiado convencional estudio psicológico en el que nos invita a adentrarnos en los sueños, motivaciones y frustraciones de un viudo (Harvey Keitel) y su hija mayor (Fairuza Balk) a principios de los años 60 en Portland, Oregón.

    Es difícil imaginar que sin dos intérpretes tan bien afinados como Keitel y Balk la película pudiera mantener mínimamente su telefilmero argumento, en el que el padre intenta sacar adelante el cuidado de sus dos hijas mientras sus triquiñuelas y planes de futuro, normalmente basados en empleos temporales y estafas de inocentón porvenir, van fracasando indefectiblemente al chocar contra la realidad y el devenir natural de las cosas. Incluso el supuesto talento literario de la protagonista femenina, descubierto ad hoc por un Vincent D'Onofrio profesor, suena tan mil veces visto y recalentado que todas las incursiones de su voz over narradora hunden todavía más el filme en su mediocre poza.

    A favor: Tiene el primer papel de relevancia de Elisabeth Moss.

    En contra: No aguanta ninguna mirada fuera de un ecosistema televisivo.

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