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    ¡Piratas!
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    ¡Piratas!

    God save the Queen!

    por Gonzalo de Pedro

    El mayor síntoma de inteligencia que puede dar un adulto es tratar a un niño como un igual. Y eso es lo que lleva haciendo Peter Lord desde hace muchos años en su estudio de animación Aardman, nido de pirados aficionados a la animación con plastilina que convirtieron un pasatiempo de domingos en un negocio, gracias al éxito de sus personajes Wallace & Gromit. Y siempre sin perder de vista el sentido del humor ni la capacidad de dialogar con los niños como humanos, y no como mascotas sin cerebro. Su nueva entrega, que se anuncia como la película más cara producida jamás por el estudio situado en un pequeño pueblo de la campiña inglesa, es una nueva entrega del diálogo que Lord y sus compinches mantienen desde hace mucho con la tradición y la historia cinematográfica. Si en 'Chicken Run' (2000), homenajeaban de forma explícita a 'La gran evasión' (John Sturges, 1963), en '¡Piratas!' retoman la tradición de las películas de alta mar con todos sus tropos genéricos para construir una historia de aventuras de formato ortodoxo pero con abundantes dosis de humor e ironía británica, en algunos casos bastante desestabilizadora.

    '¡Piratas!' cuenta la historia de un barco pirata cargado de perdedores, tullidos, enfermos, travestis y soñadores condenados al fracaso que, sin embargo, aspiran todavía a ganar el concurso anual al mejor pirata del año. La enrevesada aventura, con un pájaro extinguido de por medio y un Charles Darwin obsesionado con perder la virginidad, les llevará a enfrentarse a la reina Victoria, declarada enemiga de los piratas, y voraz devoradora de especies en vías de extinción. Es obvio que, en manos de Lord y sus compinches, el homenaje cinematográfico tiene muy poco de necrofilia cinéfila y mucho de sorna y cachondeo, de ahí que tanto a la trama como a los personajes apliquen el axioma que el propio Lord repite en relación a la animación stop-motion (fotograma a fotograma) con plastilina: "No queremos imitar la realidad, sino exagerarla". Una idea que se aplica a todo el humor de la película, que convierte la grandeza imperial inglesa en una cruzada personal de la Reina contra los piratas, y a la Reina misma en una psicópata obsesionada y cruel. Que una película para niños sea capaz de insertarse con semenjantes dosis de mala leche en el diálogo con la historia nacional, que una película infantil juegue de esa manera con los géneros y códigos, no es solo un síntoma de inteligencia, sino un estímulo para cualquier espectador.

    Lo mejor: Que una película infantil esconda tantas capas de diálogo histórico y cinéfilo... sin perder de vista la capacidad de hacer reír.

    Lo peor: Quizás se eche en falta un punto más de mala leche.

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