Crítica de SensaCine.com para Barridos por la marea: Lo peor que podía llegar a la orilla

Después de haberse convertido en el euro-clon oficial y más divertido del estilo Tarantino con 'Lock & Stock' (1998) y 'Snatch, cerdos y diamantes' (2000), el volantazo que pegaron Guy Ritchie y su productor habitual Matthew Vaughn hacia la comedia romántica con este remake de la italiana 'Insólita aventura de verano' (Lina Wertmüller, 1974) es muy difícil de explicar más allá de la elaboración de un vehículo para el lucimiento de la por entonces esposa del primero: Madonna. La reina del pop protagoniza lo que en ningún momento deja de ser una comedieta de tonteo barato (que, dentro de su tono de humor amable, incluye maltrato sistemático a la mujer y un intento de violación) donde interpreta a una insoportable y arrogante millonaria que, de crucero por el Mediterráneo, termina atrapada en una isla junto a uno de los miembros de la tripulación (Adriano Giannini) a la que tanto ha maltratado.

Lo que sucede entre ellos en la isla y cómo terminan unidos podría dar para rellenar varios tratados de descarrilamiento cinematográfico, empezando por cómo todo, a nivel de historia y peripecias, mantiene el mismo nivel de verosimilitud, coherencia dramática y lucimiento de localizaciones que un episodio de mala sit-com de los años 90. Por fortuna, después del tremendo batacazo sufrido, Ritchie volvió al terreno gangsteril con 'Revolver' (2005) y 'RocnRolla' (2008), que son tan poco originales como sus dos primeras películas, pero al menos pueden verse sin sentir vergüenza ajena.

A favor: La selección musical siempre es un acierto en las películas de Guy Ritchie, y esta no es una excepción... aunque el momento videoclip de Madonna sea vergonzoso.

En contra: Momentos con intencionalidad de comedia screwball en los que tanto Madonna como Giannini parecen firmar sus sentencias de muerte en el cine.