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    El cabo del miedo
    Críticas
    3,5
    Buena
    El cabo del miedo

    Scorsese y los clásicos

    por Rodolfo Sánchez

    Martin Scorsese dirige El cabo del miedo en 1991, un año después de una de sus obras maestras, Uno de los nuestros. La cercanía de esta obró francamente mal en el recibimiento de su nueva película: el cineasta había puesto el listón bastante alto. Además, se arriesgó sobremanera con un remake: en este caso tomó la película de 1962, El cabo del terror de Jim Thomson. A partir de ahí, respetando el original (y la novela que le servía de base) con tanta fidelidad como libertad para introducir nuevos elementos más contemporáneos, Scorsese llevaba a cabo una película densa y oscura, dura, sombría, pero ciertamente irregular en la que la violencia aparece tanto de manera física como psicológicamente, creando una atmósfera tenebrosa que tan solo se rompe por el exceso de duración de la película, algo que ocasiona un ritmo algo desequilibrado.

    El cabo del miedo funciona aunque resulte algo confuso en algunos elementos y la tesitura moral que plantee quede relegado a un segundo plano y apenas tenga interés más allá de su mero planteamiento. Scorsese aprovecha la ocasión para, mediante la realización de la película, volver a los clásicos y jugar con la puesta en escena para, a partir de ciertos elementos constituyentes del cine clásico darles la vuelta y llevarlos a su terreno. Y el resultado es una película excesiva y manierista en el plano visual que posiblemente fue necesaria para que Scorsese aprendiera que ciertos acercamientos estilísticos no se pueden hacer en la práctica basándose tan solo en la teoría. Aun así, una película mucho más interesante pasados los años que en su momento.

    A favor: La atmósfera malsana que crea Scorsese.

    En contra: De Niro está tan magnífico en su construcción del personaje que acaba convirtiéndolo en una parodia.

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