Herencia a la francesa

París, 1930. Léon Galipeau (Michel Galabru) un médico generalista de impecable producción, en un chequeo rutinario a Louis Martinet (Michel Serrault), concluye que solo le quedan dos años de vida, como mucho. Ante este panorama, convence a su hermano Emile (Jean-Pierre Darras), padre primerizo y deseoso de vivienda propia, para que adquiera la casa de campo que tiene Martinet en un pequeño pueblo de tradición pesquera: Saint-Tropez. Convencidos de su treta, los hermanos aceptan incluso pagarle el alquiler de forma vitalicia al anciano a cambio de adquirir la casa más adelante.

Pero a disgusto de todos, el anciano no solo se recupera, sino que acaba viviendo más tiempo de los estimado, casi nueve años ya,  y se empiezan a impacientar. Su ambición toma el control y comienzan a urdir planes para acabar con el anciano, pero todos sus intentos se vuelven contra ellos, y resulta que Martinet no es tan indefenso como ambos creían.