El extraño

Antonie llega a la pequeña Isla de Breton en Oussant para trabajar sustituyendo al anterior farero Emilio. No encaja en la isla. Sus ciudadanos piensan que el trabajo debería desempeñarse por una persona del pueblo y no por un extraño novato recién llegado. A pesar de tener a los habitantes de Breton en su contra Antonie, se gana poco a poco la confianza de Yvon, su compañero en el faro, con el que pasa largas e interminables horas aislado del mundo. Su mayor problema es que es incapaz de disimular la atracción que ha surgido entre él y la esposa de Yvon, Mabe. Intentará buscar su lugar, vigilado por las atentas miradas de los habitantes que no le quieren como vecino.