Bette Davis quería interpretar a Mildred porque sabía que sería una gran oportunidad para ella, por lo que le pidió a Warner que la liberara de su contrato. El jefe, Jack L. Warner, accedió porque pensaba que iba a ser un fracaso, pero cuando se empezó a rumorear que Davis podría ganar el Oscar, Warner empezó una campaña en contra de la actriz, instándole a los miembros de la Academia que no votaran por ella. Como las campañas tenían mucho peso, ella se quedó fuera en las nominaciones, pero sus seguidores le hicieron una petición a la Academia para que la añadieran. Finalmente, fue nominada, pero perdió contra Claudette Colbert.
Esta película convirtió a Bette Davis en una estrella.
La revista Life calificó la actuación de Bette Davis como "la mejor interpretación grabada en cámara por una actriz estadounidense".
La película lleva siendo de dominio público desde 1962.