Crítica de SensaCine.com para Pasiones rotas: España, 1930

De melodramas ambientados en tiempos históricamente convulsos se han hecho a montones. Y muy pocos han conseguido trascender un género que, si no se trata de forma adecuada, se acerca peligrosamente al folletín de bajos vuelos. Desafortunadamente para sus responsables, ese el caso de Pasiones rotas, culebrón sobre amores prohibidos y damisela anglosajona en apuros por tierras españolas, que se acerca más a una tv-movie y al humor involuntario, que a la película seria que pretendía ser.

Ambientada en los años previos a la Guerra Civil, esta filme que parte de una novela al parecer autobiográfica de Kate O’Brien, resulta fallida desde sus mismos cimientos. Una prueba clara es el casting, que cuenta con actores franceses e italianos para hacer de españoles. Algo por otro lado muy común en el cine clásico americano. Otro factor son unos decorados de cartón piedra que tampoco ayudan a hacer más creíble esta historia de amor protagonizada por un joven revolucionario y una refugiada política irlandesa.

A favor: los breves papeles de Ariadna Gil y Penélope Cruz

En contra: la impersonal dirección de Nick Hamm