Crítica de SensaCine.com para Secretos cantados: Cuando el show debe continuar

Le Perroquet Bleu es uno de los cabarets más exitosos y famosos de Niza pero, cuando su dueño muere y el local pasa a ser propiedad de su disfuncional familia de ahijados que no se soportan entre si, los mecanismos del género francés de dramedia burguesa sobre desavenencias familiares se ponen en marcha a pleno funcionamiento. El especial interés de 'Secretos cantados' —película que no se acerca ni por asomo a los complejos castillos de naipes argumentales de, por ejemplo, un Arnaud Desplechin— radica en la ambientación en el mundo del vodevil, el cabaret y el baile exótico, pero el director Thierry Klifa se muestra incapaz de sacar partido a ese mundo de glamour decadente, humor de tabaco y aroma a alcohol vertido sobre la mesa.

No. En cambio, recurre a un agotado esquema de encadenado de diálogos que preven el lucimiento de intérpretes impolutos como Catherine Deneuve, Valérie Lemercier, Gérard Lavin, Miou-Miou, Géraldine Pailhas o Emmanuelle Béart, y cuyo desarrollo no esconde ninguna sorpresa ni pizca de emoción ante lo narrado, ni siquiera a través de la puesta en escena. Cuando el mago Lavin parte en dos a Miou-Miou, el realizador rechaza sacar partido de la imagen durante la conversación para poder construir un gag posterior. Quizás simbolice la actitud de la película ante el mundo del espectáculo: utilizarlo como un mero instrumento ornamental para contar lo que de verdad le interesa, el laberinto emocional de las relaciones familiares de siempre.

A favor: Emmanuelle Béart luciéndose como vedette.

En contra: Cuando el cine industrial francés no funciona puede resultar especialmente tedioso.