Dr. M

La filmografía de Claude Chabrol es tan abundante, que tuvo tiempo de juguetear con todo tipo de géneros. Una de sus incursiones más atípicas en el cine de género fue Dr. M, nueva versión de claro aliento fantástico y casi rozando la ciencia ficción, de El doctor Mabuse (1922) de Fritz Lang. Al igual que el filme del director alemán, Chabrol también partía de la novela de Norbert Jacques, Dr. Mabuse, der Spieler. Ambientada en un Berlín Oeste distópico, la película del director francés tiene unos diez primeros minutos brillantes; una serie de suicidios en diferentes puntos de la ciudad de personas anónimas que revelan una extraña y preocupante epidemia: la gente se quita la vida sin razón alguna. Ahora bien, lo que viene después es una aburrida trama policíaca carente de la carga metafórica que tenía el filme de Lang (en su caso, las sombras que amenazaban la Alemania de posguerra, perso