Crítica de SensaCine.com para Van Gogh: El artista azul

Habiendo sido llevada al cine en numerosas ocasiones, con mejor y peor fortuna, destacando los biopics precedentes, más totales o parciales, como El loco del pelo rojo que dirigió Vincente Minnelli en 1956 y Vincent & Theo, firmada por Robert Altman en 1990, el cineasta galo Maurice Pialat realizó un año después de esta su particular versión concentrando la acción en los últimos dos meses de vida del artista holandés. Sería la penúltima película de Pialat.

La habitual sobriedad del estilo de Pialat comulga con brillantez con el retrato de este Van Gogh próximo a la muerte, en los últimos días vividos en la localidad de Auvers-sur-Oise, cerca de París, entre el Doctor Gachet, la hija de este, una prostituta y su hermano Theo, de quien dependía, a su pesar. La caracterización de Jacques Dutronc es sobresaliente, así como la profundidad psicológica y dramática con la que se retrata al artista, su obra, su método de trabajo y el tiempo sobre el espacio, más allá de los hechos trágicos por todos conocidos. Pialat logra trascender el uso acartonado y hagiográfico que suele hacerse de este tipo de cintas biográficas y consigue ofrecer un filme luminoso a partir del alma atormentada del autor de Los girasoles.

A favor: La apuesta por la sobriedad y la caracterización de Dutronc.

En contra: Su excesivo metraje.