Crítica de SensaCine.com para La gran calabaza: Los límites entre doctor y paciente

Drama médico que marcó uno de los trabajos más reconocidos del italiano Sergio Castellitto como acor durante la década de los 90 pero que, más allá de eso, poco aporta a un subgénero dramático demasiado saturado de propuestas mediocres, repetitivas e intrascendentes. La cineasta Francesca Archibugi escribe y dirige la historia de Valentina, conocida como Pippi (Alessia Fugardi), una enferma de epilepsia que ingresa en una institución psiquiátrica. Allí coincide con el psicólogo Arturo (Castellitto), un doctor cercano y afligido con el que no tardará en crear una relación especial.

Arturo cree que, en vez de prescribir nuevas medicinas a Pippi, debe enfocar sus esfuerzos a descubrir las fuentes de ansiedad que tiene en su complicada relación familiar (Anna Galiena hace un intenso trabajo como la madre de la pequeña). El retrato de los modos de realización y funcionamiento de distintas pruebas psiquiátricas es interesante, pero Archubugi parece más preocupada en la construcción de secuencias que permitan el lucimiento dramático de Castellitto que en narrar una historia con puntos de interés para mantener implicado al espectador.

A favor: La utilización de las tiras cómicas de Charlie Brown de Schulz como elemento dramático.

En contra: La propia película queda asfixiada por la relación entre Arturo y Pippi, sin ser capaz de ofrecer nada más.