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    Cuento de verano
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    Cuento de verano

    Ligereza y perseverancia

    por Cristina Álvarez López

    La tercera entrega de "los cuentos sobre las estaciones" de Rohmer tiene lugar en una localidad playera de la Bretaña francesa donde Gaspar (Melvil Poupaud) veranea, esperando encontrarse con la chica de la que está enamorado, al tiempo que comienza a flirtear con una camarera a la que conoce casualmente. La película se desarrolla como una pequeña pieza de cámara, en la que Rohmer captura, de modo extremadamente sensible, los ritmos y las energías de sus personajes sometidos a la influencia concreta de la estación del año, del clima y de los parajes. Su retrato de la juventud es complejo, como un abanico que va extendiéndose y revelando sus matices a partir de la combinación entre los diálogos, la gestualidad y las acciones de los personajes.

    Podríamos decir que nos encontramos ante un trabajo típicamente moderno –y, en muchos sentidos, lo es-, pero el estilo de Rohmer está más cerca del de los grandes maestros del clasicismo. Su naturalismo y su trazo invisible dan al filme una encantadora ligereza, sin embargo el secreto de esta yace en la madurez de un director que ha ido perfeccionando su trabajo constante y pacientemente a lo largo de los años, haciéndolo más rico, delicado y sutil con cada nueva película.

    A favor: Su fusión mágica entre lo moderno y lo clásico.

    En contra: El comportamiento, caprichoso e impertinente, de los protagonistas de Rohmer puede hacer que algunos espectadores tengan problemas para sumergirse en el filme.

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