Crítica de SensaCine.com para No pierdas el juicio

El británico Jonathan Lynn, más conocido por ser el realizador de Monjas a la carrera y Mi primo Vinny, además de corresponsable de las televisivas Yes Minister y Yes, Primer Minister, dirigió a finales de los noventa esta comedia romántica poco brillante que bebe de la comedia de enredos y que trata de repetir el éxito de Mi primo Vinny (a la que se parece mucho, pero en peor) a la vez que se apoya, sin demasiada eficacia, en el tirón que pudieran tener en la taquilla sus intérpretes, Jeff Daniels y Charlize Theron.

Daniels se mete en la piel de Charles Tuttle, un abogado que trabaja en un importante bufete a las órdenes de su futuro suegro y cuya fiesta de despedida de soltero se ve amenazada al ser enviado a cubrir en Nevada un caso judicial de fraude. Richard (el Michael Richards más conocido por su papel de Cosmo Kramer en Seinfeld), su mejor amigo y responsable de la celebración, querrá que Daniels, sobre todas las cosas, no se pierda su propia despedida y irrumpirá en el juicio haciéndose pasar por su amigo abogado. La trama de No pierdas el juicio avanza de forma bastante torpe y con alto grado de previsibilidad. La futura mujer y el futuro suegro de Charles resultan de primeras tan antipáticos que sabremos de antemano que el protagonista cuestionará su vida a raíz de ese capítulo de "desmadre en Nevada" y, especialmente, tras conocer al personaje de Charlize Theron.

A favor: Algunos instantes de desaguisado total durante el juicio.

En contra: Resulta bastante intrascendente y previsible y no hay demasiada química entre Theron y Daniels.