El silencio

En medio de su camino de vuelta a casa en tren, la traductora Ester, su hermana menor Anna y Johan, el hijo de ésta, deben detenerse en la localidad extranjera de Timuku porque Ester empieza a encontrarse muy mal y deciden esperar hasta que pase su enfermedad. Ninguno de los tres habla el idioma del país en el que se encuentran, por lo que sólo pueden comunicarse mediante gestos y mímica con la población local. Ester es culta y controladora, mientras que Anna es atractiva y promiscua. Las dos hermanas están separadas emocionalmente y no se soportan, así que las palabras que pronuncian en su idioma y se dirigen entre sí sólo están llenas de odio y rencor. Mientras, Johan, la otra persona con la que podrían comunicarse, se dedica a vagar por los largos pasillos vacíos del hotel en el que se han instalado.