Crítica de SensaCine.com para El juego: El juego de tu vida

El tercer largometraje de David Fincher tras su debut con 'Alien 3' (1993) y el fenómeno que supuso 'Seven' (1995) apuesta demasiado fuerte por el simulacro. Nicholas Van Orton, el yuppie que encarna Michael Douglas, se apunta a un juego obsequio de su hermano cuyo tablero es la vida misma. Este ejecutivo acostumbrado a tener el control sobre todo y sobre todos ve cambiar su rutina por completo. Ahora se encuentra en situaciones que le hacen sentirse desvalido, algo común para la mayoría de mortales pero un sentimiento nuevo para él. Aquí reside la tensión psicológica de 'The Game'. La intriga se basa en que Nicholas nunca sabe si aquello que le está sucediendo es real o un montaje, ni cuáles son los límites del juego. ¿Su muerte?

A pesar de que la intención de Fincher era explotar la naturaleza metacinematográfica de la historia, –a Van Orton se le convierte en protagonista de una puesta en escena dentro de otra puesta en escena– ,'The Game' acaba convertido en un thriller demasiado pendiente de mantener enganchado al espectador ofreciéndole una sorpresa tras otra. Una sobredosis de simulacro continuo que se vuelve en contra del film: cuando al final se desvela el juego ya nada nos sorprende.

A favor: El control que ejerce Fincher sobre la narración.