Broadchurch es una pequeña y encantadora localidad costera donde todo el mundo se conoce y nunca pasa nada. Una mañana aparece en la playa el cadáver de Danny Latimer (Oskar McNamara), un niño de once años vecino del pueblo, algo que conmociona a toda la comunidad. El inspector Alec Hardy (David Tennant) es destinado a Broadchurch para investigar la muerte del chico, donde trabajará con la sargento Ellie Miller (Olivia Colman), ella es amiga de los Latimer y su hijo Tom (Adam Wilson) era amigo y compañero de Danny.
El asesinato de Danny y la investigación sirven de excusa para hacer un análisis pormenorizado de una pequeña comunidad, en apariencia idílica, pero donde todos esconden oscuros secretos. Lo cierto es que esta fórmula ya estaba inventada, hemos podido verla antes en la legendaria Twin Peaks o en The killing. Lo más destacable de Broadchurch es una excepcional puesta en escena, unos guiones de gran calidad y, sobre todo, la fuerza de las interpretaciones. El dúo de detectives formado por Ellie Miller y Alec Hardy es lo mejor de la temporada, ella torpe y emotiva, él hermético y antipático, juntos han tenido momentos divertidos, otros de rivalidad profesional, pero este caso ha cambiado sus vidas para siempre, aunque por motivos muy distintos. Significativa, a la vez que profética, la conversación entre Ellie y la mujer de la caravana: ¿cómo no pudo haberse dado cuenta de lo que ocurría en su propia casa?, devuelta más tarde por Beth Latimer (Jodie Whittaker), la madre de Danny, a una abatida Ellie. Muy interesantes los últimos veinte minutos del episodio final mostrándonos a todas las víctimas colaterales que deja el asesinato de Danny, magistralmente escenificado en la conversación de Ellie y Hardy en el banco absolutamente desolados.
Broadchurch es una serie muy interesante, con grandes interpretaciones y un guion lleno de trampas para el máximo disfrute de los amantes del género detectivesco. Altamente recomendable.