Aída: episodios de la temporada 2

El primer capítulo de esta nueva temporada empieza fuerte con una citación de juicio para Jonathan y una carta para Luisma en la que se le informa que deberá ir a la cárcel por un delito que cometió seis años atrás. Aída, en medio de la desesperación, se aferra a un abogado muy peculiar que le aconseja Paz y que, hasta el día del juicio, demuestra maneras que transmiten de todo menos seguridad. Por su parte, Luisma intenta conseguir un indulto utilizando todo tipo de métodos ayudado por Chema que lo acompaña hasta el desenlace final. Paralela a esta historia está la de Mauricio, que ve mermada su capacidad seductora y en un acto de desesperación se pone en manos de Fidel, el cual intenta hacer de él un nuevo Mauricio, mas sensible y moderno.

Este segundo capítulo empieza destacando lo difícil que se le hace a la familia García llegar a fin de mes, lo que provoca que Aida manipule su currículum para obtener un trabajo que le hará pasar por innumerables apuros de los que no se sabe como saldrá. Por otra parte, Lorena se enfrenta a un examen decisivo ya que, si no consigue aprobarlo, le denegarán la ayuda escolar del siguiente curso. Utiliza métodos que nada tienen que ver con el estudio, ya que puede llevarlos a cabo sobornando a su tío Luisma, que previamente rompió las gafas de Eugenia y para nada le gustaría que se enterase. Aislados de esta historia se encuentran Chema y Mauricio, los cuales harán por separado un calendario para fines muy distintos. Esto les llevará a participar en una especie de competición por conseguir el mejor, concluyendo esta idea en una novedad más para este peculiar barrio.

El capítulo comienza con Chema y Aida reprochando a Mauricio su notorio racismo, palabras que la propia Aida tiene que tragarse cuando recrimina a su hija Lorena el comenzar a salir con un chaval de color al que pilla robando a un vecino. A lo largo de la trama Aida intenta abrirle los ojos a Lorena sobre lo que pasa. Por otra parte, Chema y Mauricio se burlan de Luisma argumentando que no sirve para trabajar, lo cual provoca en el hermano de Aida una impotencia de la que se deshace formando su propio negocio, que además de irle bien, perjudica al de Mauricio. Esto es el pistoletazo de salida a una guerra de negocios en la que cada uno se toma la justicia por su mano. Ajenos a todo este lío, se encuentran los mas jóvenes de la serie, Jonathan y Fidel. El primero está acomplejado por su falta de bello, poniéndose en manos del segundo para intentar solucionarlo.

En este capítulo se viven múltiples historias, comenzando por la de Aída, que decide hacer el curso de secretariado, donde se le presentan muchas dificultades que soluciona con su peculiar humor. El barrio recibe la visita de Remedios, la prima de Paz, una persona muy religiosa y atractiva a la que Luisma intenta conquistar haciéndose pasar por un gran devoto. Fidel sufre un ataque de celos al ver como su padre sólo tiene ojos para Jonathan, en el que descubre una cualidad hasta ahora desconocida, tocar el violín. Por su parte, Mauricio tiene que aguantar el constante acoso de Chema, que no para de burlarse de él debido al poco vocabulario que posee. Esto provoca que Mauricio se las apañe para darle la vuelta a la tortilla. El desenlace de este conflicto pone fin a este cuarto episodio.

Dos nuevos vecinos llegan al bloque, y el primer encuentro de éstos con Aída no es de lo mas agradable. Comienzan tan mal la relación que transforman la convivencia en una guerra sin tregua, teniendo como objetivo principal prohibir el noviazgo que mantiene Lorena con el hijo del nuevo. Luisma se adentra en el mundo del espectáculo haciendo de representante de Fidel y Jonathan para competir en un concurso en el que sólo busca el dinero, sin pensar en los intereses de los supuestos artistas. Mientras todo esto pasa, Mauricio decide emanciparse. Sin mucho éxito en su intento de supervivencia, Chema siente compasión de él y decide acogerlo en su casa, con un resultado algo esperado pero no por ello menos cómico.

A Luisma no le sale ningún trabajo debido a su presencia, y Chema intentando recordar cómo empezó el hermano de Aida en esto, llega a la conclusión de que fue él el que le inició en el mundo de la droga, lo que le crea un cargo moral que intenta solucionar buscándole trabajo y preocupándose por su situación. La familia García va a recibir la visita del inspector de menores para que evalúe el ambiente en el que se mueve Jonathan. Le imponen cuidar a un anciano debido a su deuda con el estado tras el juicio del primer capítulo. La historia con este anciano centra gran parte del episodio. Mauricio encuentra en Eugenia un amuleto infalible para el bingo, y tratando de explotarla al máximo hace entrar a ésta en un dilema del que la señora sale como sólo ella sabe. Lorena no controla un pelo sus hormonas, y decide mantener relaciones con un chico, pero un mal comentario enreda las cosas y no ayuda al veredicto del inspector de menores.

Animada por una amiga, Aída empieza a trabajar en el sector de la venta de cosméticos a domicilio. En un primer momento las dos mujeres forman un equipo de trabajo pero poco después la relación entre ambas compañeras se resiente. Las amigas deciden entonces ejercer por separado su cometido. Con la intención de ganar un dinero extra, Luisma monta un negocio de trileros con un amigo del barrio. Sin embargo, ninguno de los dos socios es consciente de que esta profesión incluye truco ya que ambos piensan que los resultados están en manos de la suerte. Mauricio, por su parte, continúa viviendo casa de Chema a pesar de que la convivencia entre ambos no parece mejorar.

Este episodio comienza en la casa de Aída, con Luisma y sus dos amigos Baraja y Tartaja. Este trío está indignado al no poder permitirse ni tener un lugar donde celebrar sus cumpleaños. Esto los lleva a trabajar juntos de trileros en plena calle, pero hasta que Jonathan no les ayude el negocio no empezará a funcionar, y no por empezar a funcionar, dejará de ser ilegal. Fidel y Chema no soportan más la convivencia con Mauricio y deciden repartir las tareas del hogar. Éste se las apaña para que de la propia voluntad del tendero y su hijo salga el pedirle que no vuelva a ayudar en casa. Aída se siente una fracasada al no poder permitirse nunca dar a sus hijos unos caprichos y decide unirse a Virginia en la venta de productos de belleza para intentar conseguir algo de dinero extra. Por su parte, los demandantes de tales caprichos también buscan conseguirlos por ellos mismos engañando a todo aquel que se les pone por delante.

Mauricio ve frenada su notable homofobia al recibir la visita de su hermano Toni, hermano que reúne todas las cualidades odiadas por el conservador del bigote. Lorena intenta hacerse amiga de la chica mas popular del instituto porque piensa que así gozará de fiestas y gustará mas a los chicos, pero que Aída sea la señora de la limpieza de ese mismo centro hace peligrar tal objetivo. Se crea entonces un dilema moral en la cabeza de la joven ya que ha de elegir entre la familia o la atractiva falsa fama.

Aída necesita aprobar el inglés para conseguir el título del secretariado pero, aparte de ser una negada en el tema, no puede permitirse económicamente las clases que una amiga de Chema puede ofrecerle. La solución inicial a este problema es hacer más numerosa la clase para repartir gastos, lo que concluye con la cómica situación de una nativa intentando enseñar la lengua inglesa a Mauricio, Luisma y Aída. Paz está mas que harta de lo groseros que son los hombres con ella incluso los que no saben ni a lo que se dedica, pero encuentra a todo un caballero al que no es capaz de desvelarle su profesión para no estropear la perfección que envuelve la relación iniciada. Por otra parte, Jonathan y Lorena le gastan una broma demasiado pesada a Eugenia relacionada con la idea que ésta tiene de que sigue siendo una diva de la canción española. Para intentar compensar y sacar a la abuela de la depresión en la que cae por esto, Fidel les da la idea de hacerse pasar por admiradores secretos y subir así su moral.

Se llevan a cabo dos historias semiparalelas en las que Aída ve como sería su vida teniendo como pareja a Chema por una parte, y a Mauricio por la otra. Los hijos de Aída toman a Fidel como Medium para algunas sesiones de espiritismo con la Ouija. En una de estas, Luisma los interrumpe y se burla de ellos insinuando que ese mundillo es una farsa. Los chavales trabajan duro en una broma para dar un vuelco a la situación y escarmentar a su tio.

En este episodio vuelven a llevarse tres historias prácticamente aisladas protagonizadas por los supuestos grupos que los espectadores inconscientemente hacen al pensar en los personajes de esta esta serie. Por una parte la protagonista, Aida, que agobiada por el eterno problema de llegar a fin de mes acepta, aparte del trabajo que ya tiene, el ser la asistenta de la limpieza de Paz. Por otro lado tenemos al único que prácticamente roba protagonismo a Aída, Luisma. Paz increpa a éste al ver como insulta a una chica por ser fea, y al ver cuales son los valores de Paz, Luisma intenta demostrarle que puede satisfacerlos saliendo con una chica que físicamente no sea muy agraciada. Por último tenemos el tema de la convivencia entre Mauricio, Chema y el hijo de éste. El dueño del Bar Reinols lleva a casa una novia algo inadecuada, lo que provoca una emboscada del tendero y su hijo para deshacerse de la pareja al completo.

Paz se mete en camisa de once varas intentando solucionar el problema de soledad que sufren Chema y Aída por separado organizándole a cada uno una cita a ciegas, lo que provoca un gran impacto a la hora de la verdad. Mauricio se sincera con Chema acerca de la marginación que sufrió en el colegio, y el tendero le aconseja que organice la reunión de antiguos alumnos en su propio bar para que esos matones conozcan que Colmenero ahora es un triunfador. Mauricio acepta sin haber caído en que los compañeros vendrán con sus parejas, cosa que él no tiene. Barajas sale de una relación y acaba destrozado, Luisma intenta que salga de tal bache animándolo a buscar a otra chica pero, la elección no será totalmente del agrado del hermano de Aída. Jonathan está a un solo acto bandálico para ir de cabeza al reformatorio, pero aun así no resiste la tentación. El misterioso aprecio que Fidel siente por el mas pequeño de los García hace que le saque las castañas del fuego de un modo valiente.

La televisión visita Esperanza Sur para que sus habitantes puedan pronunciarse, pero lo único que consiguen es dejarse en evidencia ellos mismos. Para intentar un lavado de imagen del barrio, se llega a la decisión popular de intentar entrar en El Libro Guiness de los Récords. Manolo, el ex-marido de Aída, anuncia que asistirá a la cena de nochebuena con su antigua familia, lo que provoca ilusión desmesurada en Lorena y Jonathan, y nerviosismo y rechazo en Aída. Se presenta así un debate de preferencias sobre su presencia. Fidel es objetivo de las bromas de los graciosos del barrio y, en un intento de dar la vuelta a la tortilla, es él el que intenta tomar protagonismo en esto de ser bromista. Su padre ve, tras una cita fastidiada, que la calvicie es un repelente para las mujeres e intenta subsanarlo para deshacerse de su soledad.