Aquí no hay quien viva: episodios de la temporada 3

Mientras Paloma continúa en el hospital en estado de coma, Nieves, la hermana de Juan Cuesta, se traslada al edificio para vivir con la familia. Roberto y Lucía han regresado de sus idílicas vacaciones por el Caribe muy enfadados, por lo que rompen su relación y Roberto se va a vivir al ático, en donde se encuentra escondido Andrés, que huye de la policía por un delito fiscal. Por su parte, Emilio y Belén deciden, por fin, vivir juntos en el 3º B en plan parejita feliz. Alicia, que no aguanta que Emilio utilice sus cosas, se va a vivir con Lucía. Mariano se instala en la portería y la convierte en un idílico piso de soltero.

Juan e Isabel comienzan a sentirse atraídos sexualmente. Juan le confiesa a su hermana esa atracción aunque no le da nombres, y Nieves, muy posesiva, se ofende. Además, Andrés sale de la cárcel porque Vicenta le ha pagado la fianza, y ésta le pide que deje a su mujer. La convivencia entre Lucía y Alicia se complica, ambas compiten para ver cual es la que más liga Pero el problema más grave lo tiene Mariano. La comunidad necesita dinero para cambiar el ascensor y Nieves propone alquilar la portería. Mauri se compra un monovolumen y lo aparca frente a su casa, pero el Ayuntamiento ha hecho la calle zona azul y Belén, que ha conseguido trabajo, es la nueva empleada que pone las multas.

Vicenta reúne en su casa a todos los vecinos para comunicarles que va a realizar un matrimonio de conveniencia con un cubanoa cambio de dinero. Los vecinos siguen sus pasos y se organizan cinco bodas al mismo tiempo. Entretanto, Roberto, instalado en el ático y sin dinero, convencido por José Miguel, empieza a atracar por las noches la nevera de Lucía. Cuando Lucía lo descubre piensa que es Alicia que tiene problemas con la comida, pero ésta piensa lo mismo de Lucía. Carlos decide que su fracaso con las mujeres es debido a que en realidad es gay. Así que acude a Mauri para que le enseñe como ser un gay.

Lucía decide montar un coqueto restaurante en el barrio y, muy a su pesar, todos los vecinos estarán en plantilla. Además Mauri se queda prendado de Diego, el hermano mayor de Lucía, a quien, entre plato y plato, no parará de tirar los tejos.
Emilio ha empezado las clases en la Universidad, para ''integrarse'' hace pellas, juega al mus, se va de copas y organiza una súper fiesta en casa, sin el consentimiento de Belén.
Juan le propone a Isabel una noche de pasión en un hotel y, para no levantar sospechas, hace una reserva con un nombre falso. Andrés descubre la dirección en el bolso de su mujer y obliga a Juan a acompañarle para pillar a los amantes ''in fraganti''.

Un niño nuevo del colegio le pega y le roba las zapatillas a José Miguel. Mientras Juan Cuesta le sugiere dialogar con él, su tía Nieves le aconseja lo contrario, que se defienda y le pegue. José Miguel sigue su consejo y el padre del niño se presenta en casa de Juan Cuesta y le desafía a una pelea.
Emilio está muy ocupado estudiando con su nueva compañera Arantxa y Belén se cela; entre los estudios y el trabajo casi no se ven y quiere que pase más tiempo con ella.
Juan e Isabel deciden dejarlo y volver a la normalidad. Pero Andrés, que sigue preocupado por las sospechas de infidelidad de Isabel, trae un psicólogo a casa para hacer terapia familiar y conocer así el secreto.

El director del colegio se va de puente y le deja el canario a Juan para que se lo cuide. Los cánticos del canario no dejan dormir a los vecinos, que se reunen para decidir cómo ''deshacerse'' del pájaro. Por otro lado, Arantxa se pelea con sus padres y Emilio le ofrece quedarse con ellos. Además le pide a Lucía que le de trabajo de camarera en el restaurante. Tanto Belén como Alicia, que ve peligrar su trabajo, no están nada conformes con este nuevo fichaje. Diego le propone a Mauri pasar los dos días juntos pero encerrados en en su casa para que nadie los vea. Los dos se preparan para un fin de semana romántico y solos para conocerse mejor.

Una pitonisa ambulante le echa mal de ojo a Emilio y las desgracias se suceden en la comunidad de vecinos. Todos están convencidos de que Emilio es gafe, y para solucionarlo Juan Cuesta celebra una junta de vecinos extraordinaria donde acuerdan una derrama para curar el mal de ojo.
Roberto intenta sin éxito vender sus caricaturas a los vecinos y Lucía, a sugerencia de Alicia, le ofrece el restaurante para que exponga allí sus dibujos.
Por otra parte, Andrés, ya reconciliado con Isabel, se preocupa por Juan y le busca una amiga de yoga de Isabel para una cita: una cena en su casa los cuatro juntos.

Un famoso torero va celebrar su boda con una modelo en el restaurante de Lucía para evitar a los fotógrafos de la prensa rosa. Lucía les da el día libre a todos los empleados y contrata personal cualificado para que la celebración sea un éxito. Vicenta se va de viaje a visitar a una tía suya enferma y Marisa y Concha llaman a un anuncio de jóvenes voluntarios diciendo que están incapacitadas para conseguir que alguien les haga todo gratis durante esos días. Mauri está agotado, todas las noches salen de marcha y los días lo pasan haciendo puenting y deportes de riesgo. Pero él no quiere dejar solo a Diego un momento para que no se lo quiten, así que tiene que aguantar como puede.

La fachada del edificio aparece una mañana pintada con grafitis, realizados por José Miguel. Una asistente social recomienda a Juan que pase más tiempo con su hijo y él decide dejar la presidencia. Vicenta pasa a ser presidenta en funciones, y Andrés consigue convencerla para realizar varios estropicios en la comunidad y engañar al seguro. A Bea la despiden de la clínica veterinaria por estar embarazada. Mauri comienza una cruzada a favor de los derechos de las embarazadas, pero en medio se cruza Rosa, la abogada de la clínica, que también resultará ser lesbiana. Alicia conoce al padre de Carlos y le gusta, así que deja a Carlos que otra vez se vuelca en Lucía.

La archidiócesis ha convocado un concurso de belenes vivientes y Juan Cuesta celebra una junta especial para proponer a los vecinos participar. Por otro lado, Lucía recibe una enorme cesta de Navidad de regalo de su padre, Emilio la deja en la escalera y, por error, Juan Cuesta piensa que es un regalo del director de su colegio que le va a ascender y se la queda.
Roberto decide resucitar el restaurante, y junto con José Miguel, Paco, Alex, Natalia y la inestimable colaboración de Mariano como cómico, ponen en marcha un restaurante de comida rápida.
Entretanto Mauri está preocupado porque ha sorprendido a Diego mirándole el culo a una chica guapa.

Es el día de Nochevieja: en el videoclub Paco, Alex y Pablo, con José Miguel como dj, preparan una ''macrofiesta''. Belén ha invitado a sus padres a cenar para presentarles oficialmente a Emilio. Mauri también prepara una fiesta para presentar a Diego a todos sus amigos gays. Diego, asustado ante la idea, se refugia en casa de Lucía cuya intención era pasar la noche sola, pero Alicia -que también se ha quedado colgada por la cena de Belén con sus padres- le prepara una fiesta para animarla, e invita a todos sus ex.
Juan e Isabel invitan a los vecinos a cenar y así reconciliarse. Andrés, picado, también los invita a todos a cenar en su casa.

Mauri necesita una habitación para el niño. Andrés convoca su primera Junta como presidente en la que no se aprueba la reforma. Aún así, Mauri decide seguir adelante, y Marisa, Vicenta y Concha preparan un plan para boicotear la reforma. Entretanto, Andrés se traslada a vivir al ático e Isabel a casa de Juan. Pero Nieves no se va y deciden tirar el tabique sin comunicárselo a la comunidad y unir las dos casas, la de Isabel y la de Juan. Pero en casa de Lucía sale una enorme grieta que les delata. Emilio sigue en la portería, Belén no quiere saber nada de él, pero Victoria, la madre de Alicia, viene a pasar unos días con su hija y le tira los tejos a Emilio, destapando los celos de Belén.

Isabel, ya completamente instalada en casa de Juan Cuesta, y tras conseguir que Nieves se vaya, vende su piso. Pero el piso ha sido comprado por una inmobiliaria que se quiere hacer con el edificio entero y para ello meten a gentuza para que les amarguen la vida a los vecinos y vendan sus pisos. Así pues, nueve macarras y tres perros serán los nuevos inquilinos con los que la comunidad de vecinos se tiene que enfrentar.

Mauri y Bea se preparan para bautizar a su hijo sin que los vecinos se enteren, pero eso es algo imposible... El día anterior al bautizo, Bea se va de viaje y Mauri tiene que ir a hacer una entrevista, así que finalmente es Diego quien se queda al cuidado de Ezequiel, pero no sabe qué hacer con un bebé y se lo deja a Vicenta, Marisa y Concha, que lo presentan a un casting para un anuncio.
Emilio sigue empeñado en que Belén se haga la prueba del embarazo. Belén, ya harta, le pide a Alicia que se haga la prueba para enseñarle el predictor con el resultado negativo a Emilio. Pero la prueba da positiva. Por otra parte Nieves le declara la guerra a Isabel.

El colegio de Juan cierra y se queda en el paro. Nieves le ofrece montar una academia en el segundo B para ayudarle. Por otro lado, Belén ha decidido dar un vuelco en su vida y recurre a una agencia matrimonial. Lucía ha encontrado trabajo vendiendo aspiradores. Carlos, para ayudarle, le compra un coche. Roberto también quiere hacerle un regalo, como él no tiene dinero, le da clases de conducir a Natalia, para ello le coge el coche prestado a Lucía y acaban teniendo un accidente.
Diego va a jugar un partido de fútbol con sus amigos del barrio, que no saben que es gay, y le prohíbe a Mauri que vaya a verle. Pero Mauri hace todo lo contrario y se convierte en la estrella del equipo.

Carlos compra el videoclub y asiste a su primera junta de vecinos como propietario, una junta en la que se descubre que nadie conoce los estatutos. Andrés, como presidente, les obliga a leérselos, pero la solución es peor ya que ahora todos saben cuales son sus derechos y los exigen.
Emilio, justo antes de un examen, tiene un idilio con una profesora pensando que le va a aprobar. Por otro lado, Mauri y Bea se dan cuenta de que necesitan una niñera. Y Lucía y Alicia encuentran trabajo como chicas del telecupón.

Carlos comienza con éxito su mandato de presidente de la comunidad introduciendo grandes mejoras, Juan se queda sin alumnos en la academia y tiene que recurrir a Mariano que le consigue unas prostitutas. Vicenta y Concha venden sus pisos al banco a cambio de un sueldo al mes hasta que se mueran. Emilio por su parte sigue saliendo con su profesora y tiene una cena en casa de los padres de ella. Por último, Lucía comienza a trabajar de dependienta en el videoclub.

Emilio decide buscar a su verdadero padre. Por otro lado, comienzan los juicios de divorcio. De un lado está el de Isabel y Andrés, y de otro, el de Juan y Paloma. Como Paloma está en coma, se convoca un consejo familiar al que acuden los padres de ésta para representarla. Lucía no está segura de que deba volver con Roberto y le sugiere que solamente compartan piso. Por su parte, Belén, que ya no tiene a Alicia en casa, está buscando a otra persona para pagar el alquiler. Entretanto, Mauri continúa con su triángulo amoroso y cree que tanto Diego como Abel están enamorados de él.

Carlos, debido a la baja rentabilidad del videoclub, decide convertirlo en un espacio multifuncional y monta un bar de copas nocturno. Juan descubre un trapicheo de pastillas en la puerta y tiene un problema con un camello. Por otra parte, Belén consigue una nueva compañera de piso, una recién divorciada dispuesta a disfrutar de la vida. Belén y Lucía a su lado se sienten viejas y deciden apuntarse con ella a ligar yogurines. Por último, a Concha le toca un bingo especial pero lo oculta. Debe ya cinco meses a la comunidad y están todos sin calefacción por su culpa, así que entre todos intentarán quitarle el dinero del premio.

Juan se ofrece voluntario para ser cobaya de unos laboratorios y prueba una píldora para el crecimiento del cabello. Isabel escucha una conversación en el hospital y cree que Juan se va a morir en pocos días. Diego y Abel vuelven del viaje con la intención de casarse. Ya tienen fecha para la boda, pero Mauri va a recurrir al chantaje psicológico para que le cedan la fecha a Isabel y Juan. Lucía, Belén y Lola montan una línea erótica en casa para sacar algún dinero. Mientras, Emilio y Carmen cumplen un mes juntos y lo van a celebrar. Emilio se obsesiona con el regalo y recurre a Belén.

Lucía y Belén consiguen trabajo de cajeras en un supermercado. Se enteran de que el premio de una marca de aceitunas está en una de las mil latas que el supermercado va a recibir. Convocan una junta de vecinos donde se ponen de acuerdo para comprar todas las latas y ganar el premio. Roberto, agobiado por sus problemas de alopecia y esperma de mala calidad, decide ponerse en forma. Lucía le consigue un gimnasio gratis donde lo apunta de sparring. Entretanto, Emilio está muy arrepentido de haber dejado a Carmen y trata de recuperarla. Y, por último, Mauri le encarga a un becario de su periódico que investigue la fecha de la boda entre Diego y Abel.

Aprovechando una ola de robos por la zona, Juan y Andrés fingen un robo en casa de Nieves para convencer a los vecinos de que pongan puertas blindadas en sus casas. Por supuesto, ellos acuerdan una comisión con el amigo de Andrés que instala las puertas. Pero los vecinos se enteran y al final, todos terminan sin puertas en sus casas.
Juan empieza a dar clases a una niña y José Miguel se enamora por primera vez. Entretanto, Lucía monta una guardería en casa para sacar dinero, y Belén cambia de agencia matrimonial y conoce a un hombre maravilloso

A raíz de un conato de incendio por una colilla, prohíben fumar en el edificio. Los no fumadores son en su mayoría no propietarios, como Belén y Emilio, que intentan desengancharse juntos con consecuencias imprevisibles.
Roberto, desesperado por recuperar a Lucía, finge estar con Belén, pero Lucía se lo cree y piensa que hacen muy buena pareja. Por último, Mauri también tiene problemas, se aproxima la fecha de la boda de Abel y Diego y no tiene con quien ir.

Los vecinos deciden contratar a un administrador. La primera medida que acuerdan es prescindir del portero y encargarse ellos mismos, por turnos, de las tareas de limpieza y recogida de basura. A Emilio le dan quince días para que abandone la portería, y, agobiado por su situación laboral y por el acoso sexual al que Belén le tiene sometido, sufre un gatillazo con Carmen.
Mauri empieza a estar preocupado por la edad, se ve lleno de arrugas y recurre a la cirugía estética. Lucía y Carlos comienzan su relación de convivencia, pero mientras Carlos intenta ir poco a poco, ella está desesperada porque no ha vuelto a tener relaciones desde que lo dejó con Roberto.

A Emilio le cumple el plazo para abandonar la portería y decide declararle la guerra a la comunidad. Acampa delante de la portería y, aconsejado por Carmen, demanda a la comunidad por los años que ha estado trabajando sin contrato.
Carlos y Lucía siguen como pareja y descubren los celos mutuos. Lucía, ya harta de ser una mantenida, pone un sitio de masajes en la portería y contrata a un fisioterapeuta, pero, entretanto, en Natalia aflora un repentino interés por Carlos.
Mauri, por su parte, va a tener que elegir entre volver con Fernando que se lo ha pedido y parece que ahora va en serio, y Diego, que ya se arrepiente de haberse casado.

El administrador se hace eco de las peticiones de los vecinos y destituyen a Juan de presidente. Ante la ausencia de candidatos, se hace el pertinente sorteo y sale Mauri. Él intenta escaquearse, pero el administrador le advierte que sin causa justificada es delito. Pero he aquí que el niño tiene sarampión y se lo contagia y, como tener una enfermedad grave es un eximente, se inventa que es un desconocido virus de origen africano que le ha pegado Fernando al volver de unas vacaciones. El problema es que parte de los vecinos no han pasado el sarampión y la cosa empieza a propagarse.

La comunidad obliga a Mauri a seguir siendo presidente y, para cobrar las cuotas pendientes que debe Concha, instala una máquina tragaperras. Efectivamente, Concha, Vicenta y Marisa agotan sus pensiones en la máquina, pero la sorpresa la da Isabel, que se engancha al juego hasta el punto de hacer sospechar a Juan de que tiene un amante.
Por otra parte, Lucía y Carlos siguen con los preparativos de boda, pero reaparece Alba, ya embarazadísima, y le confiesa a Carlos que el niño es fruto del pasional encuentro que tuvieron en Nochebuena

Mauri decide adoptar la postura de presidente pasota hasta agotar la legislatura y en el vecindario reina la anarquía: Lucía instala aire acondicionado, las señoras una parabólica y Mariano una piscina en la azotea. Lo que no ha calculado Mariano es que la piscina, unido al peso de Concha, van a hundir el techo de la casa de Lucía. Por otra parte, Lucía cancela su boda y su padre, que ya ha hecho los preparativos, le pide que lo reconsidere. Roberto se ofrece voluntario para casarse con ella y Lucía acepta; pero Carlos, arrepentido, le pide perdón y Lucía también acepta.

Lucía invita a todos los vecinos a su boda, pero a cambio tienen que hacerle un regalo. Como ya tiene la casa amueblada, les pasa una lista de bodas llena de caprichos caros y los vecinos deciden unirse para regalarle un sillón relajante.
Por otra parte, la comunidad se divide entre chicos y chicas para acudir a las respectivas despedidas de solteros, pero Mauri y Fernando no saben muy bien donde encajar. Mauri, harto de que sea Fernando el que siempre parece que tiene menos pluma, le manda a la despedida de las chicas y él se va con los chicos.
Por último, Juan quiere retomar la vida familiar, pero sus hijos no le hacen caso, así que decide tener otro hijo

Los preparativos para la boda siguen adelante y las dudas existenciales de Lucía y Roberto también. Además, justo el día anterior, la comunidad de vecinos se entera de los cuernos que Roberto le puso a Lucía con la azafata.
Por otra parte, José Miguel tiene otro incidente con la policía por los grafitis y deciden mandarle a un internado a Irlanda. Natalia, con el dinero ahorrado en el videoclub, también se ha independizado y Álex está en Ibiza poniendo copas. Juan e Isabel están al fin solos, pero descubren que se aburren.

Lucía no quiere saber nada del viaje de novios pero los vecinos sí. Le organizan una fiesta sorpresa y ella, aunque está enfadada con todos, les pasa los billetes del viaje de su luna de miel para que los sorteen.
Emilio y Belén retoman su relación y, además, Emilio consigue sus primeras vacaciones. No les han tocado los billetes pero Ana, como trabaja de azafata, les consigue unos gratis para Cuba. El problema es que Belén no ha salido nunca de España y Emilio ni siquiera ha montado en avión.
Por otra parte, Isabel y Juan toman la decisión de adoptar un niño, pero no van a ser ellos solos, ya que Mauri y Fernando también se deciden porque ven que Bea va rehaciendo cada día su vida y disfrutan de Ezequiel cada vez menos.

Juan Cuesta sigue haciéndoles la vida imposible como casero a Carmen y a Bea y ellas, hartas de que no les deje ni poner un cuadro, deciden buscar otro piso. Juan enseguida encuentra dos nuevos inquilinos, Juan Luis y Rafa, dos cuarentones separados que se instalan temporalmente decididos a disfrutar de la vida. Uno de ellos, Juan Luis, es un reputado cirujano plástico que va a despertar un desmedido interés en la comunidad de vecinos por la estética personal.
Belén encuentra trabajo de socorrista en la piscina de una urbanización, a pesar de no saber nadar, y Lucía busca la nulidad matrimonial a través del padre Miguel y contrata a Fernando como abogado.

Los vecinos de Desengaño 21 comienzan sus vacaciones estivales. Rafael, el padre de Lucía, invita a su hija y a toda la comunidad de vecinos a disfrutar de unas vacaciones en un complejo de bungalows que ha comprado en Benidorm y que piensa derruir para construir un gran hotel.
Los vecinos, entusiasmados con la idea, se preparan para disfrutar de unas vacaciones gratis. Pero no todos aceptan la invitación; Lucía y Carlos prefieren ir a un buen hotel, Mauri tiene que trabajar y se queda en Madrid y Belén y Emilio ya se han ido al camping. Pero, como es habitual en esta loca comunidad de vecinos, las cosas no van a salir como ellos piensan y las vacaciones van a traer muchas sorpresas a todos.