Mañana es para siempre: episodios de la temporada 1

Los Elizalde comienzan con los preparativos de la Primera Comunicación de Fernanda, su hija pequeña. Gonzalo, el cabeza de familia, no puede ayudar a su esposa Montserrat con la celebración ya que se encuentra desbordado en la empresa con la ausencia de una asistente. Esta situación es aprovechada por Artemio, un enemigo no reconocido de la familia, que contratará a la perversa Rebeca para que se haga un hueco en la familia. Ésta, que trabajará bajo el seudónimo de Bárbara, tendrá como primera misión acabar con Montserrat y casarse con Gonzalo Elizalde.

El día de la Comunión de Fernanda se empaña cuando Bárbara sorprende a la niña y a Eduardo dándose un beso inocente. La decepción de Montserrat es tan grande que sufre una recaída, y será la nueva asistente de Gonzalo la que le aconseje sobre el camino a seguir para que la menor de sus hijas no siga viéndose con el hijo de la cocinera.

Eduardo se marcha acompañado de su madre a la ciudad para comenzar sus clases en el colegio privado. Así, Gonzalo consigue apartar a Fernanda del hijo de la cocinera y tener a Montserrat contenta. Sin embargo, esto no es suficiente para ella, que accede a la sugerencia de Bárbara de despedir a Soledad de su puesto. Mientras, Liliana, que descubre las artimañas de la nueva asistente de su padre, lo pagará caro.

Tras la repentina muerte de Montserrat, Bárbara se las ingenia para culpar a Liliana de la terrible tragedia y ésta es enviada a una clínica psiquiátrica, donde no pueda desvelar a nadie que fue la asistente de su padre quien cometió el crimen. Desde allí, no podrá ver crecer a su hermana Fernanda, que pronto se convertirá en una mujer.

Fernanda regresa a la hacienda después de graduarse en la universidad y su padre le ofrece un trabajo en la empresa familiar, en la que ahora las riendas las lleva Bárbara, que ha sometido a los Elizalde a su voluntad. Mientras, Soledad está muy enferma pero no quiere que llamen a Eduardo para avisarle. La ex cocinera de la familia no olvida el pacto que hizo con Bárbara. Sin embargo, Eduardo, ajeno a la verdad y finalizados sus estudios en Estados Unidos, prepara su viaje de vuelta.

Eduardo vuelve al finalizar su viaje en Estados Unidos para estudiar y se encuentra con un amigo de la infancia, que no logra reconocerle por el cambio que ha tenido de humilde a todo un caballero. Gonzalo tiene una dura pelea con su hijo porque se niega a respaldarle en un negocio en el que le ha pedido ayuda. La sorpresa es mayúscula cuando Bárbara confiesa que no solo ella ha ayudado a su hijo sino que la idea ha sido suya. Fernanda tiene dudas acerca de su futuro matrimonio debido a un hombre que ha conocido en la hacienda.

Fernanda y su futuro esposo invitan a la madre de Eduardo a su boda en su casa, pero Eduardo lo ve desde la ventana. Éste no tiene la más mínima intención de verles por su territorio ya que le duele ver cómo la mujer que él amaba se ha ido con otro. Por su parte, Bárbara y su aliado siguen con sus planes de destrucción de la familia y el patrimonio de la hacienda y ven una posible laguna en su plan, ya que Soledad conoce su secreto.

Jacinto, amigo de Eduardo, va a ser despedido de la hacienda, pero Eduardo quiere ayudarle. El problema es que no es solo un tema de dinero porque Eduardo se ha ofrecido a dejarle lo que necesite. Se trata de un problema de índole mayor, de principios, de dejar su hogar. Eduardo, además, tiene cuentas pendientes con Bárbara más allá del despido de Jacinto pues sabe qué hay detrás de esa mujer y de los delitos que ha cometido y seguirá cometiendo. Bárbara quiere mantener el secreto de la muerte de la madre de Eduardo durante la boda y amenaza a Gardenia.

Eduardo está en el pueblo hablando con un amigo al que Bárbara le ha encargado algunos asuntos. El plan de Eduardo es que nadie sepa de su presencia y recomienda a su amigo que cumpla las órdenes porque él se va a cobrar su venganza y le hará pagar la muerte de su madre. Bárbara, por su parte, continúa con sus planes y cábalas y ordena al futuro esposo de Fernanda que la boda se celebre cuanto antes para ocultar la muerte de la madre de Eduardo. Ésa es la prioridad. Mientras, la madre de Eduardo es enterrada sin ningún tipo de honores y en la más absoluta humildad, ya que aún no se ha dado a conocer la noticia y es un secreto.

Eduardo descubre que hay infinidad de cajas de leche en polvo caducada escondidas en la hacienda y planea vengarse de Bárbara. Mientras, Gonzalo y Fernanda van a visitar a Liliana sin el beneplácito de su madrastra, que le pide al chófer que siga de cerca sus conversaciones y le cuente todo lo que averigüe sobre el viaje.

Eduardo continúa refugiado en la hacienda cuidándose de no ser descubierto. Solo su amigo Jacinto conoce su paradero. El hijo de Soledad trata de buscar la manera de vengar la muerte de su madre. Mientras, la crisis de Liliana hace mella en Gonzalo y en Fernanda. Por otro lado, el plan de Bárbara para destruir la empresa de su esposo continúa en marcha.

Damián y Fernanda siguen con sus planes de boda y éste le regala unos pendientes para que pueda ponerse el día del enlace. Lo que no sabe es que esos pendientes han sido parte del plan de Bárbara que, aliada con Damián, pretende hacerse con el control y el dinero de la familia. Fernanda se encuentra con Eduardo en el centro comercial, pero de nuevo no le reconoce.

Fernanda se pregunta cómo habría sido su vida si Eduardo no se hubiera tenido que marchar. Las dudas le asaltan en un momento crucial y su antiguo amor por Eduardo le hace cuestionarse cosas. Es el momento en el que se pregunta si realmente ama a su prometido o su corazón sigue esperando a amor de la infancia. Por su parte, Eduardo recibe una tarjeta de Fernanda y recuerda que es la única mujer a la que ha amado. Las amenazas de Bárbara siguen patentes y su plan no se detiene ante nada ni nadie.

Eduardo ha conseguido entrar en el mundo de los negocios y eso es algo con lo que Bárbara no contaba para sus planes de destrucción del patrimonio de los Elizade. Mientras, Jacinto se reúne con un abogado para que investigue la veracidad de la identidad de una persona muy influyente. Por otro lado, Franco Santoro es invitado a la boda de Fernanda, algo que cada vez está más lejos del control de Bárbara.

La propuesta de negocio de Franco Santoro no convence a Bárbara, que sospecha de sus intenciones. Mientras, el hijo mayor de Gonzalo lo considera una buena idea dada la situación en la que ha dejado a la empresa. Fernanda, por su parte, empieza a tener dudas sobre su matrimonio, y Margarita está cansada de las mentiras de Jacinto y le da un ultimátum.

Jacinto se intenta reponer después de que su mujer le haya abandonado, harta de sus mentiras. Eduardo siente que su amigo esté sufriendo por encubrirle todo este tiempo. Mientras, Bárbara conoce a Aurora, la supuesta novia de Santiago, y algo de ella que le resulta familiar. Por otro lado, ésta le pregunta a su futuro esposo cuál es la verdadera razón por la que quiere casarse con ella.

Bárbara está molesta porque sospecha que Damián está verdaderamente enamorado de Fernanda. Mientras, ésta y su padre tienen una conversación antes de la boda en la que él confiesa que sin ella no habría podido superar los disgustos que ha sufrido en su vida. Jacinto, por su parte, descubre en el cuello de Damián algunas manchas de carmín que le hacen sospechar.

Eduardo llega tarde a la boda de Fernanda pero en el momento justo para que ésta le vea. Él espera que ella le reconozca y se de cuenta de que es el amor de su niñez con quien se debe casar. Por otro lado, Jacinto siente unos terribles remordimientos por no haber sido capaz de confesarle a Fernanda que se iba a casar con el hombre equivocado.

Fernanda exige una explicación a lo ocurrido con su nana y al silencio acerca de ello y nadie le dice una sola palabra. La mujer de su padre afirma que solo lo sabían sus más allegados, pero ella quiere encontrar al responsable de la nota y las flores que arruinaron el día de su boda.