Steven Spielberg no estaba atento a los cambios geopolíticos, pero realmente le bastaba con haber abierto un libro de historia para no dejar a Harrison Ford entre dos épocas
Aunque ahora cualquier película de acción que se precie incluye un homenaje a Indiana Jones, en su día En busca del arca perdida fue, a su vez, un homenaje a los seriales de los años 30 y 40 que George Lucas disfrutaba cuando era niño. De hecho, lo que pretendía es que esta fuera una película de serie B donde poder hacer todas las locuras que se le ocurrieran. Sin embargo, Star Wars llegó y lo de hacer un producto de bajo presupuesto ya no estaba en el mapa: costó 20 millones (de la época), la dirigió Steven Spielberg y el público se maravilló como pocas veces antes.
Indiana Jones y el mapa equivocado
De hecho, se sabe poco, pero sin el miedo a la catástrofe de Star Wars no habríamos tenido nunca Indiana Jones: para evitar escuchar cualquier noticia sobre el potencial desastre en taquilla de su película, Lucas se marchó de vacaciones a Hawai y se le unió Spielberg. Y por supuesto que cuando ambos empezaron a hablar quedó claro quién debía ser el director de ese proyecto, entonces conocido como Las aventuras de Indiana Smith.
El resultado todos le conocemos: es la película de aventuras perfecta, o casi. Porque hay un plano en el que nadie se fijó: cuando el avión en el que va marca los lugares por los que pasa, vemos que pasa cerca de Tailandia para llegar a Nepal, algo que sería normal... Si no fuera porque En busca del arca perdida transcurre en 1936 y Tailandia por aquel entonces se llamaba Siam. Ups.
En 1939 se cambió el nombre definitivamente, así que todos los que no somos historiadores podemos perdonarle el desliz a Lucas y a Spielberg. ¡Al fin y al cabo, una metida de pata a cambio de una obra de arte es un precio más que justo!