"Sobreviví al Abismo de Helm": la película de 'El señor de los anillos' que casi acaba con la cordura de su equipo
Alesya Makarov
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Digo muchas palabrotas todo el rato (y hago vídeos también de p**** madre).
Escrito con:
Sara Heredia

La segunda entrega de El Señor de los Anillos no fue solo un paso más en la trilogía. Peter Jackson y su equipo lograron todo un hito en la historia del cine

Si La Comunidad del Anillo nos presentó el viaje, Las Dos Torres fue el momento en que la aventura se convirtió en guerra. La segunda entrega de El Señor de los Anillos no fue solo un paso más en la trilogía. Para Peter Jackson y su equipo supuso un absoluto desafío, ya que encontraron muchas dificultades en el proceso, siendo la batalla en el Abismo de Helm el punto cumbre de esta compleja producción.

Esta odisea está llena de giros de guion y aventuras que merecen por sí solas su propia película, así que Alesya Makarov ha dedicado esta nueva pieza de No son como las demás a diseccionar una de las películas de fantasía más grandes y reconocidas de la historia.

Tolkien concibió El Señor de los Anillos como un único volumen, una historia monumental que se leía como un todo. El problema era que habría sido tan enorme y caro de imprimir que habría resultado inasequible para la mayoría de lectores. Por eso se dividió en tres partes, algo que nunca terminó de convencer a Tolkien. Y claro, había que ponerle un nombre a cada tomo: La Comunidad del Anillo le pareció bien, porque efectivamente es cuando se forma la comunidad, pero por ejemplo El Retorno del Rey era un título que detestaba, porque sentía que hacía todo el spoiler de la historia, habría preferido llamarlo La Guerra del Anillo, pero los editores se lo desaconsejaron.

Y con Las Dos Torres es algo curioso porque Tolkien jamás aclaró a qué dos torres se refería. Cuando Peter Jackson y su equipo se enfrentaron a este dilema, tenían que tomar una decisión clara para el espectador. En la película, las Dos Torres quedaron definidas como Orthanc, la fortaleza de Saruman en Isengard, y Barad-dûr, la torre oscura de Sauron en Mordor. Esa elección simplificaba el conflicto y lo hacía mucho más visual: dos enemigos, dos fortalezas, dos frentes de una misma guerra.

Encontrando al Gollum perfecto

En la segunda historia de El señor de los anillos hay un personaje crucial: Gollum. Su aparición era clave para los fans y si no lograban que funcionara no solo se cargarían la segunda entrega, sino también la tercera. Hicieron más de 200 dibujos, un centenar de esculturas y pruebas digitales hasta dar con la forma adecuada: un cuerpo fibroso, huesudo, casi famélico, para su musculatura, por ejemplo, se inspiraron en Iggy Pop, buscando esa delgadez fibrosa. Aun así, el gran hallazgo no fue visual, sino humano. Andy Serkis llegó al casting solo para ponerle voz, pero en cuanto le vieron la expresión facial que usaba para poder hacer la voz, quedó claro que no podían separar la voz de la interpretación física.

Lo malo era que ya habían diseñado al personaje, por lo que adaptar los gestos de Serkis iba a conllevar más trabajo. El equipo pensó que merecía la pena y a los dos años que ya llevaban de preparación añadieron dos meses para que todo encajara. Todos -tanto ellos como el público- están de acuerdo en que fue la decisión más acertada. El resultado fue histórico: por primera vez el cine mostró un personaje digital con una interpretación humana plenamente reconocible. No era un efecto especial, era un ser con alma.

El abismo de Helm: el quebradero de cabeza de Jackson

Otra complejidad del guion era adaptar la estructura del libro, que estaba dedicado una mitad a Frodo y Sam y la otra a los demás personajes. Cinematográficamente hablando, esto no tenía mucho sentido, así que Jackson y el resto de miembros tuvieron que encontrar la manera de desarrollar su propio libreto. Eso hizo que, por ejemplo la parte de Ella-Laraña que es de las Dos Torres, lo movieran a El Retorno del Rey. Y la razón era porque no podían tener dos escenas climáticas intercalando la una con la otra. El Abismo de Helm y Ella-Laraña exigían al espectador una enorme carga emocional, y si los juntabas, se anulaban la una a la otra, uno de los dos iba a perder fuerza. Así que decidieron que Las Dos Torres debía girar en torno a un único clímax: la batalla del Abismo de Helm.

El rodaje del Abismo de Helm fue tan épico como lo que vemos en pantalla. Se necesitaron 120 noches de rodaje, bajo lluvia constante (en gran parte artificial) y con temperaturas que congelaban a los extras. Fue un trabajo físico y mentalmente agotador: cientos de extras disfrazados de uruk-hai, los dobles repitiendo caídas una y otra vez, y los actores principales trabajando hasta la extenuación. La experiencia fue tan intensa, que cuando acabó, el equipo incluso se hizo camisetas para todos los que estuvieron allí que llevaban impresas las palabras: "Sobreviví al Abismo de Helm". Fue muy duro, sí, pero todos lo recuerdan como si fuera un macabro campamento de verano.

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