James Cameron se estudió tanto todo lo que pasó después del hundimiento del Titanic que trató de plasmarlo lo mejor que pudo. El resultado es propio de un trabajo demencial y una atención al detalle extrema
James Cameron, en un principio, no tenía ninguna gana de hacer una película sobre el Titanic. Pero claro, no le quedaba otra que sacársela de la manga si quería que Hollywood financiara su expedición a los restos del naufragio a mediados de los 90. No convenció mucho a ninguno de los ejecutivos, pero, francamente, ¿quién es capaz de apostar contra Cameron? Si él dice que hace falta una expedición submarina, pues habrá que sacar la billetera. Poco imaginaba el director que acabaría absolutamente fascinado con cada detalle del hundimiento.
My heart will go on, or not
Antes de escribir una sola palabra, Cameron se pasó medio año estudiando qué es lo que pasó y quién estaba en el barco en ese momento, e incluso creó una línea de tiempo con todo lo que ocurrió durante el choque, personaje por personaje, e hizo que varios expertos en historia se lo cotejaran y verificaran. Nada está puesto al azar en esta obra maestra, ¡aunque parezca que sí!
Uno de los mejores ejemplos ocurre cuando Ismay, director de la empresa White Star Lines, le aconseja al Capitán Smith que incremente la velocidad. De fondo hay una mujer que les observa, y podría ser un error del rodaje con una extra demasiado motivada, pero realmente iterpreta a Elizabeth Lines, una mujer que viajó en el Titanic y posteriormente testificó contra Ismay, afirmando que había presenciado toda la conversación. A eso se le llama atención al detalle.
Lo cierto es que la conversación real no fue tan villanesca, ni mucho menos: ella afirmó que lo que escuchó es que estaban yendo sorprendentemente bien y que lo comparó con la trayectoria del Olympic. De hecho, no hay evidencia de que en ningún momento se diera la orden de ir más rápido, pero la prensa americana atacó a Ismay durante meses y redirigió un relato que ha durado hasta nuestros días. Básicamente no hizo nada, pero ahora está considerado el malo de la historia. ¡Cameron y su tensión dramática!