De hecho, cuando Brian De Palma hizo las pruebas con el especialista, todo salió mal y estuvo a punto de quedarse en el sitio. Sin embargo, Tom Cruise pudo rodar la escena sin mayores problemas
Si hemos tenido ocho películas de Misión Imposible (de momento) es porque Tom Cruise, que era fan desde pequeño de la serie de televisión, decidió que era una fantástica idea ponerla como la película inaugural de su propia productora, Cruise/Wagner, con la que después haría decenas de películas antes de partir peras con Paula Wagner. De alguna manera, Cruise convenció a Paramount para que pusiera 62 millones de dólares en una época donde eso no era lo habitual, y decidió tener a su lado a Brian De Palma dirigiendo. Pocos combos mejores ha habido en la historia del cine... Y estuvieron a punto de irse al garete.
AhogaTom
No es noticia que Cruise, pese a no ser guionista ni director, siempre se mete en el proceso de creación de las películas que hace. Y en Misión Imposible no iba a ser menos: el actor quería una escena grande, que pudiera poner en los tráilers, que fuera vistosa de primeras, y se le ocurrió una que ocurriera en un restaurante con las paredes de cristal en el que hubiera varios tanques de peces colgados del techo, con un total de 16 toneladas de agua que debían detonar en el momento exacto.
Para asegurarse de que los cristales que volaran por los aires no harían daño a nadie y que la estrella de la película no acabara ahogada, De Palma probó la escena con un doble de acción, pero el resultado no fue convincente en absoluto. Entonces, al director no le quedó otra que pedirle ayuda al propio Cruise, a pesar de la posibilidad muy real de acabar ahogado. Al final, todo se reducía a un segundo más o menos a la hora de empezar a correr. Un segundo que podía decidir no solo una escena que no podía volver a repetirse, sino quizá hasta su propio bienestar.
De hecho, tuvo un problema con el coordinador de escenas de acción, porque le dijo que corriera después de tres, y empezó a decir "Tres, dos, uno". Cruise lo paró todo, a las dos de la mañana, para preguntarle "¿Me voy? ¿En el uno? ¿Cuándo me voy? ¿Vas a pulsar el botón? ¿Vas a pulsar cuando digas uno?". La respuesta que le dieron fue desangeladora: cuando escuches la explosión, echa a correr. Al final, la escena acabó siendo mítica y una auténtica maravilla del cine de acción, pero podría haber acabado en tragedia... Y, obviamente, Cruise no aprendió del riesgo y siguió haciendo sus escenas hasta Sentencia Final, estrenada este mismo año. Genio, figura y ganas de morir.