Críticas
5,0
Obra maestra
Los Domingos

Otra prueba de fe en el cine de Alauda Ruiz de Azúa

por Andrea Zamora

La fe es una de esas cosas, mágicas casi, que la humanidad tiene para sobrellevar la vida. El gran misterio de confiar en algo o alguien sin necesidad de prueba alguna. Es algo valioso y útil, pero también salvajemente frágil. Tal y como llega puede marcharse con la misma facilidad que una pompa de jabón explota sin previo aviso.

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De eso trata Los domingos, la nueva película de Alauda Ruiz de Azúa: de la fe, de la esperanza y de lo doloroso que puede ser perderlas. Como ya hizo en su aclamado debut Cinco lobitos (2020) y en la serie Querer (2024), la directora vuelve a explorar el núcleo familiar, tema recurrente en su obra. En esta ocasión, la historia gira en torno a una adolescente que desea ser monja, un padre que solo quiere que su hija sea feliz y una tía que no puede aceptar el camino que ha elegido su sobrina. Los domingos es muchas cosas, pero, sobre todo, es una reflexión sobre una de las decisiones más difíciles de la vida: descubrir qué es lo que uno quiere de verdad.

La protagonista es Ainara (interpretada por Blanca Soroa), una joven que, sintiendo la llamada de Dios, decide convertirse en monja de clausura. La noticia cae como un jarro de agua fría en su familia, que se reúne todos los domingos en casa de la abuela, y provoca una fuerte tensión dentro del grupo. Su padre (Miguel Garcés) reacciona con escepticismo, pero es su tía (Patricia López Arnaiz), atea y figura materna tras la muerte de su madre, quien más se resiste a aceptar su decisión. Para ella, Ainara debería estar pensando en la universidad, no en entrar a un convento. Porque mientras la fe de Ainara está depositada en Dios, la de su tía está puesta en ella. Y no está dispuesta a dejar que esa fe se rompa. En medio de su propio matrimonio en crisis, la tía se lanza en una cruzada para impedir que su sobrina se consagre a la vida religiosa.

Un amor imposible

Los domingos también puede leerse como una historia de amor trágico. Ruiz de Azúa plantea en el presente una relación imposible: la de Ainara con Dios. La adolescente se enfrenta a su familia por este amor, lo que lleva a su tía -en una interpretación brillante de Patricia López Arnaiz- a mostrar su lado más manipulador. El corazón de la película es la compleja relación entre tía y sobrina, y cómo una de ellas está dispuesta a llegar muy lejos para no perder a la otra.

Además del excelente trabajo de López Arnaiz y el prometedor debut de Blanca Soroa, destaca la participación de Nagore Aranburu -quien ya colaboró con la directora en Querer- como la madre superiora del convento. Aranburu logra capturar con precisión el tono pausado, enigmático y casi viscoso de las monjas, y protagoniza uno de los momentos más potentes del filme: un intenso cara a cara con la tía de Ainara, que deja en el aire la gran pregunta de si la joven está eligiendo su camino con plena libertad. Esta escena no solo sobresale por las interpretaciones, sino también por el talento de Ruiz de Azúa para dirigir actores. La naturalidad y el realismo que consigue son impresionantes. Ya lo demostró en Cinco lobitos y lo confirmó en Querer.

Los domingos consolida a Alauda Ruiz de Azúa como una de las voces más sólidas e interesantes del cine español contemporáneo. Es una película poderosa, original y profundamente humana, que genera debate y no deja indiferente. Una nueva apuesta de fe en el cine de una cineasta imprescindible.