Críticas
4,5
Imprescindible
Brave (Indomable)

La madurez del cuento

por Eulàlia Iglesias

La primera protagonista femenina de una película Pixar, Merida, es una joven princesa de cabellera flamígera que prefiere disparar con el arco a cumplir con los deberes que acarrea su cargo. Hasta el punto que se niega a contraer matrimonio cuando así lo exigen la tradición y sus garantes, los padres.

La parcela "princesas" era hasta ahora un coto reservado de Disney, que además ha convertido la etiqueta en una de sus principales y más productivas líneas de explotación de merchandising (el horror hecho regalo). En su primera incursión en este terreno propio de la casa madre, los creadores de Pixar plantean una película sobre una muchacha que precisamente cuestiona su papel como princesa. Pero no nos equivoquemos. No existe en la rebeldía de Merida una conciencia feminista. El personaje perdería toda credibilidad si esgrimiera una militancia política que le resulta anacrónica por época y por edad. Tampoco se trata de la chanza posmoderna e inane respecto a los arquetipos del cuento que cultiva la saga 'Shrek'. Los responsables de la película encauzan el desafío de la protagonista dentro de un clásico enfrentamiento entre hija adolescente rebelde y madre vigilante. El mérito de los directores y guionistas de 'Brave' radica por tanto en haber sido capaces de centrar el film en la cuestión del rol de las mujeres (el de la joven princesa, pero también el de su madre) sin salirse de los códigos del cuento.

Porque, ante todo, 'Brave' es un sublime cuento de hadas que recupera para el género esa zona de sombras habitual en los relatos orales pero extirpado de la mayoría de adaptaciones cinematográficas. El proceso que tiene que seguir Merida para reestablecer el orden en el reino de su padre, donde se ha instaurado el caos por culpa de su negativa a someterse al destino que le dicta su rol, es un camino tortuoso. En el fondo, un tránsito hacia la madurez visualizado como una pesadilla en la que no faltan los elementos propios de las leyendas celtas: fuegos fatuos, brujas perdidas en el bosque, embrujos, maldiciones y mutaciones como la de la madre transformada en un oso (o el clásico animal antropomorfo visto como algo traumático), cumbres borrascosas y monumentos megalíticos. Pixar imprime a todo ello la fuerza visual y el arrojo narrativo marca de la casa, al tiempo que arrincona el humor, junto a los personajes masculinos, a un plano secundario. Con Brave, Pixar consigue que el formato de cuento de hadas, condenado por Disney a un estado de perenne infantilismo, alcance por fin una espléndida madurez.

A favor: El magnetismo y la complejidad de Merida.

En contra: Las canciones a lo Enya. Quien opte por la versión doblada va a ser penado con versiones a cargo de Russian Red. Ah, y ese corto, sucedáneo indigerible de 'El principito', que proyectan antes.