Críticas
3,0
Entretenida
Nada que declarar

Cuestión de límites

por Virginia Montes

La comedia popular francesa tiene una tradición y unas señas de identidad muy arraigadas, y una de las cosas a las que más partido le ha sacado históricamente es a reírse de sí mismos y de sus propias manías, así como de los males que asolan a la sociedad en cada uno de los tiempos en los que se ha situado cada película. El director Dany Boon ha sabido rescatar todo ese pasado para adaptarlo a los tiempos actuales con resultados realmente sorprendentes. Y es que, si desde el punto de vista crítico puede decirse que la narración es floja, los chistes son regulares y que la dirección de la película es plana, lo cierto es que el mecanismo que pone en marcha Boon en sus películas, definitivamente funciona. Puede que en España no se entiendan del todo bien sus maldades (más enfocadas, como es natural, al mercado galo), pero la verdad es que esta historia sobre la pérdida de fronteras entre Francia y Bélgica (protagonizada por el propio Boon y el también excelente cómico Benoît Poelvoorde), termina resultando una simpática comedia de enredos a ratos un tanto tonta y a ratos muy pero que muy lúcida.

A favor: Los dos actores protagonistas.

En contra: Que uno se acerque a ella con prejuicios. ¿Por qué pasa siempre con la comedia francesa?