Algo huele a podrido
por Nestor HidalgoAunque Franco Zeffirelli era un cineasta con amplia experiencia adaptando a Shakespeare con fortuna en clásicos como 'La mujer indomable' (1967), 'Romeo y Julieta' (1968) o, pasando a través de la ópera de Verdi, 'Otello' (1986), su versión de 'Hamlet' parte con un problema inicial que la habitual puesta en escena dinámica y narración ligera del cineasta italiano no son capaces de solventar. El cásting de su 'Hamlet' es un desastre que se puede sintetizar en el hecho de que Mel Gibson encarne al protagonista; su interpretación resulta nefasta, demostrando estar muy por debajo de lo requerido por el papel.
No obstante, Gibson no es el único fracaso de un reparto que naufraga prácticamente en todos los roles principales. Glenn Close como Gertrudis, Helena Bonham Carter como Ofelia o Alan Bates como Claudio están perdidos y fuera de lugar en todo momento. Más que desconfiar de ellos, quizás haya que dudar de la implicación de Zeffirelli en una película que marcó el inicio de la productora Icon Productions, fundada por Gibson. La pobre actuación, fácilmente superable por compañías de teatro amateur, se une a cambios en localizaciones y una poda contundente del texto original que terminan de rematar el desastre. Por fortuna, unos años después Kenneth Branagh presentaría una película de 'Hamlet' a la altura de las circunstancias.
A favor: La música de Ennio Morricone.
En contra: El destrozo general al que somete a la obra original.