Críticas
3,5
Buena
Profanación: Los casos del departamento Q

Impulso criminal

por Xavi Sánchez Pons

Desde que en 2009 se abriera la veda con la serie de adaptaciones cinematográficas de la Trilogía Millennium de Stieg Larsson, el thriller policíaco se ha convertido en un género popular en los países escandinavos. Como pasa siempre que hay un revientataquillas, sea en el país que sea, florecen las imitaciones, antaño llamados exploits. Sin ir más lejos David Fincher se atrevió con un notable remake para el público americano del primer libro de la trilogía de Larsson. Y ahora es Dinamarca la que se pone en marcha los copycats con una serie de traslaciones a la gran pantalla de la serie de cinco novelas escritas por Jussi Adler-Olsen de Los casos del departamento Q. Hace solo un mes nos llegaba la primera, Misericordia –estrenada en Dinamarca en 2013-, y ahora es el turno de la estupenda Profanación, un thriller crudo, sórdido y trepidante, que une la tradición literaria del neo-noir nórdico con películas de suspense clásicas como La Soga de Alfred Hitchcock e Impulso criminal de Richard Fleischer.

El filme de Mikkel Nørgaard, al igual que la novela original en la que se basa, tiene deudas evidentes con el universo Larsson, pero aquí eso se supera gracias a una inteligente decisión: oscurecer más la cosa, apostar por la sordidez, lo perturbador, más sangre y sexo; todo contado a un ritmo vertiginoso que apenas da respiro al espectador. Es ahí donde se luce Nørgaard, que huye de la etiqueta de artesano a base de nervio y apoyado en unos personajes poderosos. El detective Carl Mørck, un trasunto del McNulty de The Wire a la danesa, policía expeditivo de buen corazón incapaz de conciliar trabajo y vida personal, la vagabunda letal y antiheroína Kimmie Lassen, inspirada claramente por el personaje de Lisbeth Salander, y una pareja de sádicos asesinos pertenecientes a la clase alta que matan por diversión, como los personajes protagonistas de las antes citadas La Soga e Impulso Criminal, dos pijos adictos a toda clase de perversiones. En este último punto radica uno de los aciertos de la película, una cualidad casi punk: esa descripción depravada y salvaje de los cachorros de las élites empresariales y financieras; vamos, la mierda que se esconde tras sus fortunas y vidas de postín. Un hecho que queda reflejado a la perfección en los flashbacks donde se muestra a esos dos asesinos en la adolescencia haciendo ya de las suyas en un distinguido pero podrido internado para hijos de millonarios –unos sucesos que dan origen a toda la trama criminal del filme-. 

Si bien Profanación, Los casos del departamento Q no propone una nueva mirada sobre el género, sí que se erige en un notable thriller capaz de mantener la tensión durante dos horas, nada complaciente, y valiente a la hora de mostrar el lado más oscuro de la naturaleza humana. Un ejercicio sólido de suspense apoyado por un reparto de aúpa- atención especial a las dos actrices que interpretan a Kimmie Lassen, Danica Curcic y Sarah-Sofie Boussnina.

A favor: Su ritmo trepidante y su apuesta por lo sórdido

En contra: La poca sustancia del compañero de Carl Mørck