Ecologismo didáctico
por Rodolfo SánchezLa carrera de Carroll Ballard comenzó como documentalista antes de dirigir su primera película de ficción en 1979, El corcel negro, a la que siguió Los lobos no lloran y un par de obras menores pero casi siempre con el mundo animal como telón de fondo de relatos sensibles y muy sentidos en busca de una comunión entre el hombre y dicho mundo.
Con Volando libre consiguió todos sus objetivos mediante una obra de corazón ecologista y pretensiones didácticas destinadas a los más jóvenes, contando con rostros conocidos en su reparto y trabajando una narración bien intencionada y llena de buenos sentimientos pero que según avanza –y además es demasiado larga- acaba siendo cargante y sensiblera, con un final previsible –es lo de menos- y notablemente cursi. Pero Volando libre funciona a partir de sus propósitos de manera manipuladora y algunos de sus mejores logros –como su fotografía- acaban no poseyendo importancia. Ahora bien, quizá a los más pequeños les entretengan y acaban concienciados de la necesidad de tratar mejor la naturaleza.
A favor: La fotografía y Anna Paquin.
En contra: Sus pretensiones didácticas.