Críticas
3,5
Buena
Dos chicas a la fuga

Penes, lesbianas y Pedro Pascal

por Andrea Zamora

Cuesta un poco entrar, pero cuando lo haces, el viaje es divertido, entretenido y bastante loco.

Dos chicas a la fuga, lo nuevo de Ethan Coen postseparación de su hermano Joel, es una comedia de acción y suspense muy tontorrona, pero que funciona muy bien. En sus 84 minutos de duración -una rareza en la industria cinematográfica actual- no hay mucho tiempo para pensar demasiado, pero sí para chistes rápidos y momentos ridículos que, si no te sacan una carcajada, al menos conseguirán que te lo pases bien.

La historia de Dos chicas a la fuga arranca con Jamie, una mujer a la que deja su novia tras descubrir que la ha estado engañando. Sin rumbo alguno, la protagonista aprovecha que su mejor amiga Marian planea viajar hasta Tallahassee para irse con ella.

Para ahorrar dinero, las dos amigas planean hacerse conductoras y transportar un coche hasta su destino. Una confusión las monta en un vehículo que transporta una carga que no puede caer en manos equivocadas. Para recuperarla, un poderoso hombre envía a dos matones detrás de ellas.

Una divertida Margaret Qualley lidera este filme en el papel de Jamie, que contrarresta con la seria Marian, a quien interpreta Geraldine Viswanathan. No obstante, la roba escenas de Dos chicas a la fuga es Beani Feldstein, la exnovia de la protagonista que aparece en pocas escenas, pero que no defrauda en ninguna de ellas. No podemos obviar tampoco el cameo de Pedro Pascal, que es quien hace que toda la serie de malentendidos que pueblan el filme arranquen.

Para hacer comedia en Dos chicas a la fuga, Coen reboza el filme en sexo con una trama en la que unos cuantos penes están involucrados y un personaje, el de Jamie, que quiere que su amiga rompa su sequía en la cama. En definitiva, una película gamberra a la que merece la pena echarle un ojo.