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Una película con aroma a telefilme que bien podría encajar en una anodina tarde de domingo tras la película alemana de turno. Eastwood no debería haber interpretado ese papel impropio para un nonagenario pero no es el unico problema. Hasta el gallo parece de plástico. Falta verdad y alma, algo insólito viniendo del indomable.
La atmósfera sucia y la ordalía de sangre y miembros seccionados no ayudan a un Lambert acartonado y a una trama que se deshilacha de modo incoherente hasta un final que se posterga como las malas decisiones. Una imitación lamentable del Seven de Fincher que puede verse en momentos de absoluto sopor que solo pueden combatirse con más sopor