Todos sabemos que el último libro de Harry Potter acabó dividiéndose en dos películas distintas, pero no es tan sabido que eso es exactamente lo que esperaban hacer con Harry Potter y el cáliz de fuego, la cuarta entrega del joven mago. El equipo artístico quería hacerlo así para permanecer fiel al libro, pero Warner no mostró ningún interés, así que tocó hacerlo de otra manera: traicionando ligeramente al libro para convertir la película en un thriller y cortar subtramas completas. Al fin y al cabo, JK Rowling había escrito casi el doble que en El prisionero de Azkaban. Todo no se podía contar.
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Harry Potter y las partes cortadas
La trama de Hermione montando un grupo contra la esclavitud de los elfos domésticos desapareció por completo y muchas otras simplemente se quedaron en la mínima expresión posible, como todo lo relacionado con Sirius Black o Dobby dándole a Harry la branquialgas que necesita para superar la segunda prueba. Se la daban, claro (a ver si no cómo aguanta debajo del agua), pero la persona en hacerlo no es otra que... Neville Longbottom.
A lo largo y ancho del libro, Neville no calla con su nueva gran pasión, la herbología. De hecho, al terminar sus años formativos en Hogwarts, se convierte en el profesor titular de la materia. En la película, al tener que cortar, solo se muestra a Neville en una escena, al lado de sus compañeros, enfrascado en un libro de herbología que le dejó Ojoloco Moody mientras todos los demás ponen su nombre en el cáliz. ¡Un pequeño guiño a lo que vendrá después!
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Neville acabaría por convertirse en un héroe dirigiendo el Ejército de Dumbledore en la última entrega y, de hecho, es quien destruye el último horrocrux con la Espada de Gryffindor en un épico momento tras mucho tiempo dudando si sería un Hufflepuff en la casa equivocada. Matthew Lewis, el actor, por cierto, ha acabado recabando sobre todo en el teatro pero recibiendo un aplauso unánime las pocas veces que hace algo en el cine o la televisión. Se merece lo mejor, la verdad.