Animales que hablan: ¿hay algo que le guste más a un niño?, ¿quizá la Noche de Reyes? Lo malo es que esto último lo hemos pasado hace nada -escribo esto un 21 de febrero en el que ya va haciendo hasta calor-, así que van a tener que contentarse con un grupo de peludetes que hablan por los codos. En concreto, un grupo de gatetes y ratones que harán las delicias de los más pequeños en la producción rusa Guardianes del museo, estreno del próximo 23 de febrero.
Un piano se inunda. No pasaría gran cosa más allá de los daños materiales, si no fuera porque ahí dentro vive un gato, Vicent, que se une a un ratoncito, Maurice, para escapar y poder sobrevivir. Sin embargo (o gracias a ellos), un grupo de marineros recoge el instrumento y lo envía a un museo. Allí dentro, Vincent conocerá a un grupo de gatos que protege a los cuadros de los dientecillos malévolos de los ratones y otras alimañas.
¿Qué es lo que ocurre en esta situación? Pues que Vincent se encuentra este la espada y la pared. Por un lado, ha encontrado el paraíso en la tierra, un grupo de gatos con los que hacer piña y ya nunca más estar solo. Pero está Maurice y su afán por morder cuadros. Y no cuadros cualquiera, sino las mejores obras maestras mundiales. Es entonces cuando llega al museo La Gioconda. Y claro, Maurice se pone nervioso solo de pensar en clavarle los dientes a la Mona Lisa. Todo se complica cuando un grupo de ladrones pretende robar el cuadro.
La película está dirigida por el ruso Vasily Rovenskiy, en cuya carrera podemos ver bastantes títulos protagonizados por animales: Operación Panda, Operación Bebé Oso, El arco mágico (esta va de peces), el guion de Animales en apuros, La princesa y su dragón… La fauna es lo suyo, sin duda, y entretener a los pequeños con ellos, incluso más.
Gatos y ratones parlanchines, aventuras y, de paso, conocer un poco más sobre algunas obras maestras de la pintura, todo esto y mucho más, seguro, ofrece Guardianes del museo, el salvavidas que todo padre esperaba para este fin de semana. Una producción rusa que promete hacerles pasar a los más pequeños un buen rato (al menos, los 83 minutos que dura la película), al menos el tiempo que no estén corriendo por la sala.