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    Christopher Plummer odiaba tanto 'Sonrisas y lágrimas' que puedes verle borracho en una escena
    Randy Meeks
    Randy Meeks
    -Redactor de cine y series
    Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

    Parece que había más lágrimas que sonrisas, después de todo

    En caso de que un misil nuclear impactara contra el Reino Unido, la BBC sabía exactamente qué es lo que debía hacer durante la Guerra Fría: había programado que durante cien días se emitiera, sin parar, Sonrisas y lágrimas. ¿Quieres informarte sobre lo que está ocurriendo? ¿Por qué, teniendo a los Von Trapp? La película ha pasado a la historia como una obra maestra, pero, si hubiéramos preguntado a Christopher Plummer, es posible que él no estuviera de acuerdo con esa afirmación.

    Sonrisas y lágrimas
    Sonrisas y lágrimas
    Fecha de estreno 20 de diciembre de 1965 | 2h 54min
    Dirigida por Robert Wise
    Con Julie Andrews, Christopher Plummer, Richard Haydn
    Medios
    4,0
    Usuarios
    4,0
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    Do, es nombre de varón

    No nos hacemos una idea del éxito brutal que fue Sonrisas y lágrimas. Durante los años 60, tan solo un disco de Los Beatles (Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band) consiguió vender más en el Reino Unido, y, de hecho, fue el disco estadounidense más vendido de la historia hasta el 21 de Adele. Pero no todo el mundo comparte ese amor: Plummer, el actor que interpretaba al inolvidable patriarca de la familia la odiaba tanto que la llamaba The sound of mucus (traduciendo libremente, Sonrisas y mocos) o S&M. Creo que no hace falta explicación para esta segunda.

    Cuando, años después, le preguntaron a Charmian Carr, la hija mayor de la familia, qué es lo que había aprendido de Plummer, no lo dudó ni un segundo: "¡Aprendí a beber!". Y es que, para soportar el odio que le tenía a la película solía ir borracho a trabajar. De hecho, en el audiocomentario del DVD afirma que en la pivotal escena del festival de música había bebido como para aniquilar a un elefante (y, sabiéndolo, se nota).

    Y no solo eso: también descubrió las deliciosas pastas y dulces austriacos, lo que le hizo ganar peso y suponer un problema real para los encargados del vestuario. Ojo, también aclaró en el DVD que era cosa del pasado: "Era un mimado, arrogante, joven cabrón consentido por demasiados buenos papeles en el teatro". De hecho, según cuentan, de mayor le gustaba cantar las canciones de la película al piano. Al final, todo está lo que bien acaba. Y ahora, todos juntos: Res, selvátivo animal, Mi, denota posesión...

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