Hay películas que tienen todo los elementos necesarios para ser un éxito, pero cuando llegan a las salas de cine se convierten en fracasos. Uno de los mayores ejemplos de esto es El guerrero nº 13, un filme de aventuras con Antonio Banderas que pretendía replicar el éxito de Jurassic Park. El resultado fue un desastre.
El guerrero nº 13, estrenada en 1999, contó con John McTiernan detrás de las cámaras. El cineasta había llevado al cine, con éxito, títulos como Depredador (1987), Jungla de cristal (1988) y La caza del octubre rojo (1990). Banderas también había triunfado con La máscara del Zorro (1998).
La participación de McTiernan ya era un gran atractivo, pero en las últimas etapas del filme abandonó el proyecto y fue Michael Crichton quien tomó el relevo en la silla del director. El guerrero nº 13 está basada libremente en la novela Devoradores de cadáveres del propio Crichton, autor también de Jurassic Park.
Hoy en Netflix: Una película de aventuras realmente buena que recaudó 250 millones, pero hasta ahora sólo ha recibido una secuela, lo que decepcionó a muchosLa historia de la película sigue a Ahmad, a quien da vida Banderas. Este embajador árabe es expulsado de su tierra y, en su viaje, se cruza con un grupo de guerreros vikingos que son víctimas del ataque de una bestia. Un adivino les ha avisado: si no reclutan a alguien más entre sus filas, morirán. De esta forma, Arhmad se convierte en su única esperanza para ganar la batalla.
CHOQUE DE VISIONES
El guerrero nº 13 costó unos 160 millones de dólares, pero solo recaudó más de 61 millones de dólares en todo el mundo. Fue un fracaso comercial. Tampoco a la crítica le convenció, pues destacaron de ella una trama demasiado floja pese a la buena atmósfera, los sets y los trajes.
Los primeros 18 segundos de la película ya revelan qué ocurrió para que un proyecto como este saliera tan mal. Los créditos iniciales describen el filme como una "producción de Crichton/McTiernan". Esto, como señala Collider, ya sugiere dos visiones opuestas. Y, claro, perjudicó a la película.
Cualquiera que vea El guerrero nº 13 se dará cuenta de que las escenas de acción y la atmósfera de la película están hechas de forma magistral, pero todo esto se va al traste cuando aparecen giros extraños en la historia y movimientos de cámara confusos.
McTiernan, por un presupuesto excesivo y pruebas de cámara catastróficas, abandonó el proyecto. Crichton supervisó el rodaje posterior, pero sus ideas eran difíciles de encajar con las de su predecesor. Al parecer, la producción de la película fue tan problemática que tuvo hasta dos finales: después de que la bestia que ataca a los vikingos es derrotada, Crichton decidió incluir una secuencia de acción innecesaria durante unos segundos.
Como siempre, corresponde al espectador crearse su propia opinión: El guerrero nº 13 está disponible en Disney+.