
La influencia de Walt Disney llega a puntos que jamás creíste que fueran posibles. Y para muestra, una pequeña historia: en los primeros años de Disneyland, a inicios de los años 60, había varios restaurantes que funcionaban de manera continua. Uno de ellos era Casa De Fritos, que servía (aparente) comida mexicana y a la que siempre sobraban trozos de tortillas. Alguien en el parque tuvo una idea: cortarlas y venderlas al día siguiente a los asistentes. De hecho, hasta le pusieron un nombre: Doritos. Efectivamente, en 1964 otra empresa, Frito-Lay, vio el éxito de esos triangulitos, los plagió sin rubor y el resto, como se suele decir, es historia.
El horror de animar a los niños
Una de las claves del éxito de Disneyland, aún ahora, es la posibilidad de conocer a los personajes que adoras (desde Mickey Mouse hasta los Stormtroopers de Star Wars) y que estén actuando como lo haría su homónimo en la pantalla, que es una de las pautas que sí o sí deben de seguir los actores que hacen este tipo de papeles en el parque. Estos actores se llaman "Face Characters", que son la versión avanzada de los “Atmosphere Characters”, personajes que no tienen ninguna interacción con el público.
Puede parecer uno de los trabajos más divertidos del mundo, pero lo cierto es que está mal pagado (24,15 dólares la hora, con 4,75 adicionales si les toca actuar en el escenario), se suda muchísimo… y durante mucho tiempo tenían que compartir la ropa interior porque, si llevaban la suya propia, se podría notar una línea visible y arruinar la experiencia para los visitantes al parque. Hay muchos problemas con esta ocurrencia de Disney, pero el principal era que al inicio de cada turno los actores empezaron a recibir ropa interior sucia y olorosa.
"Se han ido pasando cosas", declaró Gary Steverson, un caminante sobre zancos en Animal Kingdom, a LA Times en junio de 2001. "Sé que no quiero compartir mis medias y no quiero compartir mi ropa interior". No eran invenciones suyas: al final muchos acabaron teniendo ladillas y sarna, por lo que acabaron deduciendo que nadie estaba lavándola.
Dos meses de negociaciones
Finalmente, Disney no entró en razón del todo, pero sí un poco (para evitar demandas, claro). Los trabajadores estuvieron dos meses de negociaciones para ganar una concesión importante: ropa interior limpia. Aunque los actores seguían teniendo que llevar ropa interior oficial como parte de su uniforme, podían lavarla ellos mismos en casa. Bueno, nadie quiere ver a Mickey y a Pluto rascándose sus partes todo el rato, ¿no?