"El proyecto que ha obsesionado al cineasta en los últimos 40 años se queda en un colosal disparate" (El País); "Es un desastre casi absoluto" (Vanity Fair); "Es un desastre confuso y exagerado" (The Verge); "una película que pareciera querer decirlo todo sobre el estado del mundo y termina diciendo poco y nada, tarde y mal." (Página 12); "Un desastre de dimensiones titánicas" (La Jornada); "Un despropósito de proporciones cósmicas" (Cinestesia); "Un desastre visual y narrativo" (Rolling Stone)…
Podríamos seguir así un buen rato. En FilmAffinity, la nueva epopeya, el proyecto más ambicioso y querido por el legendario Francis Ford Coppola, 'atesora' la friolera de 34 críticas entre mediocres y directamente negativas. Y solo hablo de las críticas profesionales.
El público también se despachó a gusto. "Coppola ha hecho la mejor película de la historia y también la peor"; "Megalópolis es un despropósito total, no sé lo que Coppola pretendía filmando esto"; "Pedante hasta el hartazgo, pseudofilosófica, histriónica, vacía, sin gracia en su absurdez"; "una caída al vacío, un 'megabodrio"...
Sin embargo, no todo fue hate en la carrera de la película. Hubo quien, al parecer, entendió la extraña propuesta de Coppola que, por si se lo estaban preguntando, narra una fábula épica en la imaginada ciudad de Nueva Roma (antes Nueva York), una megalópolis en la que un grupo de personajes luchan por lograr sus objetivos.
"Es excesiva, brillante, larga, pretenciosa, disparatada, genial, sorprendente, desequilibrada, obsesiva, colosal, inquietante, visionaria, embrollada, grande, única (...) rezuma riesgo, estilo, originalidad" (ABC); "La alocada obra maestra moderna de Coppola reinventa las posibilidades del cine" (Deadline); "Una obra de absoluta locura. (...) Puede ser la cosa más loca que he visto nunca. Y mentiría si dijera que no he disfrutado cada segundo" (Vulture); "Es un filme megalómano, como su propio título, político, fantástico, visualmente arrebatado, argumentalmente embarullado, caótico y atractivo a partes iguales" (El Periódico).
Una obra, sin duda, que no ha dejado indiferente a nadie. Y seguirá enfrentando entre quienes ven la obra de un genio del cine y los que, simplemente, la han sufrido y quieren olvidarla. Por si os lo estáis preguntando: yo me salí de la sala de cine a la mitad de la proyección. También digo: prefiero mil veces una película que genere este tipo de odios y pasiones que cualquiera de las que se olvidan en un par de días.
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