Si tenías 12 años a inicios de los 80 y, por pura curiosidad, te pusiste a ojear una Interviú, es posible que lo que encontraras en su interior te dejara traumatizado para toda la vida. Bajo el titular "Comidos en su propia trampa", un reportaje muy explícito mostraba las imágenes reales de cuatro periodistas de Estados Unidos comidos por antropófagos brasileños. En el artículo, Vicente Gracia afirmaba que se trataba de Holocausto Caníbal, que "es película, sí, pero documental, un horripilante testimonio". Spoiler: era todo, obviamente, ficción.

Holocausto judicial
Realmente, Holocausto caníbal era una película mondo dirigida por Ruggero Deodato y que formaba parte de un subgénero de películas sobre caníbales que se hicieron muy populares en Italia a finales de los 70 e inicios de los 80, con títulos como Mundo caníbal, mundo salvaje, Emmanuelle y los últimos caníbales, ¡Comidos vivos! o Caníbal Feroz. Sin embargo, la estrategia de la película que nos concierne fue hacer creer a todo el mundo que lo que se podía ver era real y, en la jungla, las cintas se recuperaron cuatro meses después.
Fue para tanto la cosa que, solo diez días después de su estreno en Milán, todas las copias fueron confiscadas por un juez y Deodato sentenciado por obscenidad. De hecho, durante mucho tiempo se creyó que Holocausto Caníbal era una película snuff, y hubo rumores de que llegaron a juzgar al director por asesinato (aunque, todo sea dicho, es mentira). La película, después, fue estrenada pero con censura: Deodato fue a los tribunales y en 1984 pudo reestrenarla con su montaje original. Si has visto la película, todo sea dicho, entenderás por qué.
18 años después, cuando ya la polémica se había olvidado y el público no recordaba la estrategia de márketing, otros dos creadores, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, utilizaron la carta de "esto no es ficción, sino un documental" para publicitar El proyecto de la bruja de Blair. En este caso, al menos, una vez estrenada nadie tuvo dudas de que era ficción pura y dura. Eso que avanzamos.