Lo cierto es que Alex Garland, a pesar de ser un fanático de La noche de los muertos vivientes cuando era adolescente, se había olvidado por completo de lo que le gustaba el género zombi. De hecho, sus libros (como La Playa, por ejemplo) no tenían nada que ver con ello ni remotamente... Hasta que un día descubrió, jugando a Resident Evil, las posibilidades que tenían los zombis. Inmediatamente lo dejó todo y se puso a escribir 28 días después, sin saber que Danny Boyle iba a acabar interesado. El resultado es, como se dice, historia.
Cereeeebrooos en coooocheeees
Aunque, eso sí, en España, todos los de la generación de Muchachada Nui sabemos perfectamente que no son zombies, sino infectados, tal y como decía el ínclito Enjuto Mojamuto en un mítico sketch. Tanto es así, que Boyle se basó en enfermedades como el ébola o la rabia para mostrar los efectos de la infección mezcladas, claro, con clásicos zombies. Esa fue la parte fácil del rodaje. Otras no lo fueron tanto.
¿Os acordáis de la escena en la que aparece una autopista totalmente vacía, al mejor estilo de la Gran Vía en Abre los ojos? Bueno, pues no se fueron a rodar precisamente a una carretera comarcal: esa es la M1, una de las carreteras más importantes de Reino Unido (y de las más transitadas). Para conseguir el efecto, rodaron un domingo entre las siete y las nueve de la mañana, y movilizaron a la policía para que parar los coches en ambas direcciones y pudieran tener la escena de 60 segundos, rodada con diez cámaras al mismo tiempo, que, de manera meticulosa, dejaban a la policía fuera de plano. Por los pelos.
Fox
28 días después fue tal bombazo que su propia historia continuó tanto en un par de cómics, y un lustro más tarde en 28 semanas después. Desde entonces, la nada... hasta ahora, donde ha anunciado ya que volverá con fuerza en una trilogía, 28 años después. ¿El futuro? Quién sabe. ¿Tendremos un 28 siglos después? Ojalá.